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"Gestionar la volatilidad de las divisas, clave para el azulejo"

26.11.2014 16:50

Si hay un sector en España que ha recibido el impacto de la crisis ha sido el de la construcción. A pesar de ello, el sector de azulejos y pavimentos cerámicos ha sabido combatir una situación más que adversa y ha mostrado un gran dinamismo, apostando por la innovación y por los mercados externos para hacer frente a la crisis. De hecho, salir a vender fuera se ha convertido en una de las pocas vías de salvación y crecimiento para miles de empresas, tanto grandes como pequeñas y medianas, no sólo del sector cerámico sino de toda la economía española.
Este 2014 está siendo otro año récord para las exportaciones de las empresas españolas.

Después de un 2009 negativo, como consecuencia del duro impacto de una crisis económica y financiera que tenía carácter global, las exportaciones se recuperaron en 2010 y desde 2011 están en cifras nunca vistas. El año pasado, las ventas en el exterior volvieron a romper su propio techo, con más de 234.000 millones de euros, un 5,2% más que en 2012. A pesar de este enorme crecimiento, en lo que llevamos de 2014 la evolución continúa siendo alcista, según los datos oficiales de comercio exterior del ministerio de Economía y Competitividad. Hasta el mes de septiembre, las ventas de las empresas españolas en el exterior están creciendo cerca del 2%, con lo que están en la línea de volver a superar su propio máximo.

El sector cerámico y del azulejo no se ha desmarcado de esta tendencia. Al contrario. Según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer), en 2013 el 80% de la producción del sector se dedicó a la exportación. Concretamente, los más de 150 fabricantes españoles produjeron casi 2.800 millones de euros y las ventas fuera de España tuvieron un valor de 2.240 millones. Este sector, mayoritariamente concentrado en la provincia de Castellón, exportó el año pasado a 182 países.

Estos datos evidencian que las exportaciones han sido el gran punto de apoyo de las compañías. Muchas pymes han sobrevivido precisamente porque han decidido empezar a exportar, y actualmente tienen ya una parte importante de su negocio fuera del país. Pero esta evolución, muy positiva y natural en una economía mayoritariamente globalizada, también ha entrañado riesgos y retos importantes. Quizá el más importante de ellos sea la volatilidad de algunas divisas, causada por las turbulencias en países emergentes, que han mermado la confianza en el desarrollo de sus economías.

Hace unos meses vimos como grandes multinacionales presentaban unos resultados mermados por la volatilidad de las divisas en algunos mercados, especialmente de Latinoamérica. Si compañías muy potentes y con experiencia operando en mercados de todo el mundo han sufrido estas turbulencias, es evidente que las pymes no se han salvado de esta situación.

Como refleja un estudio realizado por la Association of Chartered Certified Accountants (ACCA) y Kantox, el 83% de las pymes que operan con divisas se han visto afectadas por la volatilidad de los tipos de cambio y el 33% de ellas ha sufrido diferencias de cambio por valor de más de un millón de dólares. Si se investiga por qué estas pequeñas y medianas empresas han visto reducirse sus beneficios por culpa de la volatilidad de los tipos de cambio, se llega a la conclusión que la mayoría de ellas no conocen el coste de los productos bancarios que contratan, el algunos casos ni siquiera entienden estos productos, ni monitorizan su exposición al riesgo.

La volatilidad es un factor externo que no se puede controlar, pero eso no significa que las empresas del sector cerámico no puedan protegerse si trabajan con divisas con un riesgo alto de sufrirla. Hay una serie de puntos clave para protegerse ante la volatilidad de los tipos de cambio que, si se tienen en cuenta, pueden reducir costes considerablemente. Para empezar, las empresas deben revisar regularmente sus procedimientos de intercambio de divisas, para asegurarse que el tipo de cambio que se les aplica es competitivo, y evitar las divisas exóticas, especialmente aquellas que no son convertibles.

Si no es posible evitarlas, deben ejercer un control sobre el riesgo, identificando exactamente qué áreas de su negocio están expuestas a la volatilidad de los tipos de cambio, y tomar algunas precauciones. Por ejemplo, si se opera con Latinoamérica, no intercambiar euros con moneda local sino euros a dólares y, luego, ir cambiando de dólares a moneda local a medida que se necesita. De esta manera, como son monedas con una gran volatilidad, se puede aprovechar el mejor momento para hacer los intercambios.

También será de gran ayuda no confiar en las previsiones o recomendaciones que intentan predecir el funcionamiento del mercado de divisas, el mayor del mundo, a menudo muy optimistas, y no especular, sino definir una política de cobertura en función del riesgo que se quiera asumir. Hay que prepararse para el peor escenario posible con un control exhaustivo del riesgo. Es decir, definir los posibles escenarios y, a partir de ahí, elaborar una política de cobertura adecuada.

La volatilidad no es el único factor que puede mermar la competitividad de las empresas cuando operan con diferentes divisas. A pesar de lo que pueden pensar muchas pymes, pueden mejorar significativamente el rendimiento de sus exportaciones si atajan dos elementos en relación al intercambio de moneda. Estos elementos son la reducción de los costes del cambio de divisas y la cobertura, un método que puede utilizar una compañía para proteger sus beneficios futuros.

A menudo, las empresas pasan por alto los costes del cambio de divisas, que incluyen las comisiones bancarias; las tasas de intercambio, generalmente muy discriminatorias, y las cargas de entrega. En muchos casos piensan que estos gastos son inevitables, y en algunos casos esto puede ser cierto. No obstante, actualmente hay una mayor oferta de servicios y de proveedores para las compañías exportadoras, especialmente para pymes, que no tienen el poder de negociación que sí tienen las grandes compañías.

Las empresas exportadoras deben valorar las distintas ofertas para asegurarse de que se les están ofreciendo comisiones transparentes y justas por parte de sus proveedores de servicio de intercambio de divisas. Especialmente, deben vigilar la manipulación de las tarifas por parte de agentes que mejoran sus posiciones financieras a expensas de sus clientes.

La carrera hacia el exterior de las empresas españolas en los últimos años es una historia de éxito, pero no deben olvidar que se trata de una carrera de fondo. Como suele decirse, no es llegar, es mantenerse. Y si las empresas quieren mantener las buenas cifras de ventas en el exterior y continuar exportando con éxito, está claro que deben entender que comprender bien las finanzas y las divisas es tan crucial como la calidad del producto o como establecer una sólida red de negocios.