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La construcción de un sector en transformación

16.03.2015 16:25

La construcción es sin duda alguna uno de los sectores productivos más importantes de la economía para los principales países de la OCDE. En 2008, según datos oficiales, el peso de la construcción alcanzó el 17,9% del PIB nacional y ocupaba aproximadamente el 13% de la población activa del país, mientras que en ese mismo año el peso en economías como Francia, Alemania, Reino Unido o Japón no excedía el 7,4%.

Desde 2008, el marco general de la economía nacional, afectada por la crisis financiera internacional y por la propia dinámica interna, marcó el desplome de la construcción, reduciendo el valor añadido bruto del sector en un 57% y con la pérdida de más de 1,6 millones de puestos de trabajo. Estamos por lo tanto ante uno de los ajustes más severos que cualquier sector industrial en España haya sufrido.

Ahora bien, este periodo de ajuste empieza a dar muestras de haber llegado a su fin durante el segundo semestre de 2014, en el que datos positivos como el incremento del precio de venta de los inmuebles en las principales ciudades, el crecimiento leve de la ocupación en el sector, el incremento de la financiación al sector – tanto para cliente final como para empresa- y el crecimiento en el número de visados de obra, consumo de cemento y valor de las exportaciones muestran un cambio de tendencia tanto para el mercado interior como para el mercado exterior. Tal vez, no estemos aún en la consolidación del cambio de tendencia que esperamos se produzca durante este 2015 pero sí ya mostró signos de recuperación del sector.

El primer trimestre de 2015 mantiene los datos positivos en lo que respecta al crecimiento del sector, siendo de nuevo España quien lidera dicho crecimiento dentro de los países Europeos según datos de Eurconstruct. Se estima que la actividad en el sector de la construcción vuelva a crecer alrededor del 1,8% en España durante este año 2015.

Uno de los aspectos importantes que preocupa y ocupa al sector es cómo debe afianzarse ese crecimiento esperado, no sólo en cuantía sino principalmente en cómo.

En los últimos meses hemos compartido la preocupación por mostrar un sector que ha avanzado apoyado en palancas claves de desarrollo como son la innovación, el diseño, la rehabilitación y la sostenibilidad.

El mundo de la construcción ha estado siempre en estrecha relación con las tecnologías de diseño, la producción, el transporte y las comunicaciones. En la era de la información que vivimos, las tecnologías evolucionan a una velocidad muy alta y transforman continuamente el contexto y escenario de la construcción, como así se ha demostrado en los últimos 6 años en los que hemos pasado de imaginar pequeñas construcciones a través de impresoras 3D a poder inaugurar edificios realizados exclusivamente con esta tecnología a inicios de este año 2015.

Por otra parte, los desafíos provocados por la urbanización mundial, la inestabilidad económica y el aumento de la conciencia de la crisis ambiental han planteado nuevas preguntas sobre las metodologías de diseño, técnicas de producción y el potencial del trabajo interdisciplinario. Preguntas que no son ajenas al sector.

Dentro de este nuevo contexto global, el cambio rápido y el potencial de las tecnologías digitales, buena parte del trabajo de nuestro sector se centra en presentar las nuevas ideas que surgen a través de investigaciones y aplicaciones de alto nivel internacional y que formaran la base del futuro de los edificios y las ciudades.

Edificios autosuficientes, ciudades inteligentes, técnicas de fabricación digital, nuevos materiales, Interacción avanzada y tecnologías de la Información y comunicación (TIC), internet de las cosas (IoT) y sistemas de diseño digital como BIM (Building information Modeling) son algunos de los temas claves que conformarán los diferentes ámbitos de reflexión y desarrollo dentro del sector de la construcción en los próximos años. Por lo tanto, la Innovación es uno de los principales pilares de desarrollo y crecimiento del sector en los próximos años, con el claro objetivo de generar espacios más habitables para las personas.

Por otra parte, es evidente que la rehabilitación tiene un claro impacto social, por la mejora de las condiciones de vida tanto de los edificios como de los barrios, y ambiental, al contribuir a la sostenibilidad energética. Pese a estar lejos aún del 42% del total de la actividad constructora que representa en el conjunto de la Unión Europea, la rehabilitación en España sigue ganando protagonismo.

Según el informe de invierno del grupo Euroconstruct, tras entrar en cifras positivas en 2014, la rehabilitación mantendrá unos niveles de actividad sostenida de un 1,4% en los próximos dos años. Son datos modestos, es cierto, pero indican que la rehabilitación ha resistido mejor el impacto de la crisis y que sale de ella a velocidad de crucero.

Ya en 2013, el Informe Construmat puso de relieve el impacto de la actividad rehabilitadora en la economía. En aquel momento, por cada euro invertido en rehabilitación, se generaba un 85% de actividad económica adicional y por cada cien euros que la Administración destinaba a financiar actuaciones de mejora en los edificios ésta recuperaba 111 a través de los impuestos.

Conscientes de la importancia de la rehabilitación, desde el punto de vista de la eficiencia energética, la Unión Europea ha decidido destinar el 20% de sus fondos para impulsar esta actividad con el objetivo de reducir los consumos de energía.

Y en España, donde cerca de un millón de edificios están en un deficiente estado de conservación, casi 5,5 millones tienen problemas de accesibilidad, y un 60% de las viviendas fueron construidas antes de 1980, momento en que no existían la actual normativa, representa una gran oportunidad de negocio para las empresas del sector.

Estos son algunos de los retos que el sector presenta y a través de los cuales hemos compartido tweets y publicaciones en estos últimos meses. Espero que todos ellos nos sigan dando motivos para compartir reflexiones.