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El freno de ventas puede romper la racha al alza del empleo

22.10.2014 09:59

La creación de empleo en Castellón está en jaque si el sector azulejero entra, como todas las opiniones apuntan, muy a su pesar, en una nueva etapa de recesión económica. El retroceso de las exportaciones en el mes de agosto, de hasta un 13,2%, ha limitado el avance de la actividad internacional a un tímido ascenso global del 3% desde enero. Es decir, casi al borde del estancamiento. Esto, junto con la atonía que se mantiene desde el inicio de la crisis en el mercado nacional, explican un panorama preocupante que ha hecho que la patronal cerámica haya dado la voz de alarma.

La realidad es que el sector emplea a día de hoy a unos 14.500 profesionales, una cifra que contrasta con los 26.000 puestos que generaba en el año 2007, récord histórico para la industria. Sin embargo, y después de que la crisis haya barrido a casi media plantilla del sector, el clúster azulejero de Castellón había comenzado a mostrar signos de fortaleza, también en materia laboral, de manera que entre los meses de enero y septiembre se habían creado 294 nuevos puestos. El avance, en palabras del presidente de Ascer, Isidro Zarzoso, es “poco”, pero “al menos es un avance”. “Peor era antes, que íbamos hacia abajo”, ha añadido.

Ahora, la invitación al optimismo que era este dato puede quebrarse. El planteamiento es sencillo: si la demanda de productos cerámicos no aumenta, pero hay más gastos de producción derivados del encarecimiento de la energía por la reforma energética del ministro Soria, sobran metros cuadrados y personal.

“Los costes de la energía son los que más se nos han descontrolado este año 2014”, subraya a este diario el director general de Ceracasa, Carlos Cabrera, quien advierte de que si no tenemos margen para maniobrar, porque la coyuntura en todos los mercados, en general, es complicada, solo nos quedará controlar los gastos, y estos pasan “inevitablemente” por el “control del estoc”, primero, y en consecuencia, por el “control de la producción”.

¿ALGO PUNTUAL? // Pero la gran incógnita a la que ahora se enfrenta el sector es una. ¿Estamos ante una caída de las exportaciones puntual o, por el contrario, es algo que tiende a convertirse en un aspecto estructural?

Para responder a esta pregunta hay división de opiniones. Desde el departamento comercial del grupo Porcelanosa subrayan que confían en que se trate “de algo puntual”, matizando que, a tenor de los datos que manejan del pasado mes de septiembre, han “comprobado una prudente recuperación”. Es por ello que ellos no van “a tomar ninguna acción especial”, concretan.

Desde Ceracasa, Carlos Cabrera no lo tiene tan claro. “Cada día el sector se enfrenta a un problema más, a un problema nuevo”, indica, y desgrana que “septiembre no ha sido bueno y este mes de octubre... ya veremos”. El máximo responsable de Ceracasa explica que, “hacia el final de año, siempre suele retraerse el algo el consumo en Europa, el caso es que a la tendencia habitual se suman ahora los problemas añadidos” en el resto de mercados. Francia, Rusia, Ucrania, Arabia Saudi, Israel... al sector se le multiplican los problemas.

ZARPAZO AL BENEFICIO // El presidente de Ascer, Isidro Zarzoso, también ha venido alertando de que el sector se está “desacelerando”, un deterioro que el dato del mes de agosto ha acelerado más de lo sospechado. Zarzoso ya alertaba de que, a este paso, el sector cerraría el año con tasas de crecimiento de la exportación inferiores al 5%. Ahora mismo, a cuatro meses del cierre, ya está en el 3%.

La clave de todo, pues, la tiene al final, el margen de beneficios. Y es que el sector azulejero provincial, a la vista de todos los factores, se enfrenta a un “horizonte” que se dibuja “difícil”. De ahí que la patronal azulejera apele a las empresas para que “sigan haciendo importantes esfuerzos de mejora de gestión y procesos, pero también de contención de los costes, los energéticos y otros, pero también los laborales, con mayor flexibilidad, que permitan una buena organización del trabajo y de la producción”.

Y es que las reformas de la electricidad del Gobierno han supuesto en la práctica casi 60 millones de gastos adicionales, un zarpazo a los resultados de una industria que es el motor de la economía y el empleo en Castellón. “Ahora todo va al ralentí y está cogido con pinzas”, sintetiza Cabrera. El último trimestre será clave.