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Una retrospectiva reconoce la trayectoria de Vigreyos

18.10.2012 10:29

El director-gerente del Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana, Felipe Garín, el diputado de Cultura de Castellón, Héctor Folgado y el alcalde de Onda, Salvador Aguilella han inaugurado la muestra ‘Vigreyos. Ceramista’ en el Museo del Taulell Manolo Safont de Onda (Castellón). A la inauguración han asistido también el director ejecutivo de Castelló Cultural, Vicente Farnós y el director territorial de Turismo, Cultura y Deporte en Castellón, Fran Medina y el comisario de la muestra, Josep Pérez Camps.

La exposición, abierta al público hasta el próximo 20 de enero, realiza un recorrido por toda su trayectoria artística mostrando alrededor de 80 piezas, muchas de ellas inéditas en España, además de otras cedidas por instituciones como el Museo de Cerámica de Manises.

La muestra, que se inauguró en el Museo Nacional de Cerámica González Martí de Valencia, y ha pasado por el Museo de Bellas Artes de Castellón ha incorporado para esta itinerancia en Onda 7 piezas más de los últimos trabajos de Vigreyos, bajo el título de ‘Quimeras reales’.

Con ella el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana realiza un merecido reconocimiento a la larga trayectoria artística de Vigreyos y a las aportaciones que este creador ha hecho al arte valenciano y universal.  

Vicente Gomis Casasempere ‘Vigreyos’ (Alcoy, 1935) pertenece a la generación de ceramistas españoles que en los años sesenta del siglo XX deciden adentrarse en el campo de la cerámica como medio de expresión plástica.

Profundizando en la línea de investigación ya abierta por creadores de la generación anterior como Llorens Artigas o Alfonso Blat su obra desembocó en la escultura pero siempre manteniendo más o menos explícitas al recipiente de ancestral funcionalidad.

A pesar de estos rasgos coincidentes con otros ceramistas españoles de su generación tanto la vida como el resultado de la obra de Vigreyos posee rasgos muy particulares.

En primer lugar porque su formación artística se inició en Estados Unidos, en el Museum School of Fine Arts de Boston, y en segundo término porque  casi la totalidad de su obra cerámica la realizó en Francia (país en el que ha vivido y trabajado desde 1964) pero en un lugar alejado de los centros de poder cultural; ya que él instaló su taller y su sala de exposiciones en el chateau de La Coste, situado en el entorno rural del pequeño municipio de Noailhac, en la región de Lumusín.

Esta serie de circunstancias propiciaron el que Vigreyos abordara el hecho creativo con la mayor libertad, al afectarle en menor medida el peso de la potente tradición cerámica de nuestro país y las influencias que emanaban de las Escuelas de Céramica, o de Bellas Artes, y del arte oficial vinculado con la figuración.

Muy próximo en una primera etapa al arte informal, Vigreyos buscará extraer del gres proveniente de los yacimientos franceses todas sus posibilidades de expresión, centrándose principalmente en la abstracción tanto por la forma de modelar cálida e intuitiva, como por el gesto espontáneo de la mano del ceramista.

Vigreyos configura objetos de fuerte carga expresionista, que atrapan a la luz a través de los orificios, grietas, surcos o relieves, y que quedan fosilizados con la calidad exclusiva que sólo aporta la cocción en alta temperatura en atmósfera reductora.

Dentro de esta tónica de libertad del quehacer cerámico de Vigreyos ha ido evolucionando al ritmo de los logros conseguidos en sus constantes investigaciones materiales y estéticas: las esculturas de porcelana, el recipiente como forma de expresión plástica (donde se percibe la influencia de la cerámica japonesa) y finalmente en la serie de composiciones murales que está gestando en los últimos años.