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La tasa del gas encarece un 10% el coste de la arcilla para las azulejeras

30.01.2013 09:41

El inicio de año es sinónimo de subida de costes para las economías domésticas y las empresariales. Pero este año, a la tradicional actualización de tarifas que en cada arranque de ejercicio se produce, para intentar compensar subidas como la del IPC o la energía, se suma en la industria cerámica una excepcional: la nueva tasa del gas o céntimo verde.

Las consecuencias negativas han sido inmediatas. Los atomizadores, responsables de la fabricación de las arcillas, han sido los primeros en anunciar que la medida impulsada y aprobada por el Gobierno --más de 15 millones de euros para el conjunto de las cerámicas-- va a conllevar un incremento de sus costes energéticos en la producción de la arcilla de un 10%, lo que va a poner todo “un poco más difícil”, subraya un empresario del sector de Onda.

La nueva coyuntura es fruto de la ley 15/2012, del 27 de diciembre, de medidas fiscales para la sostenibilidad energética, que en la práctica es un nuevo impuesto en múltiples ámbitos industriales con los que el Ministerio de Industria quiere recaudar más impuestos para mitigar el denominado déficit de tarifa, de más de 20.000 millones de euros.

En el caso de la industria cerámica, el efecto negativo es doble: de un lado, las azulejeras y esmalteras están obligadas a pagar un gravamen por el consumo de gas natural para la producción industrial; del otro, la cogeneración, un sistema de producción que consiste en el aprovechamiento del calor en el sistema productivo y la generación de electricidad, que tiene otro gravamen específico y más alto. Es esta segunda medida la que afecta de lleno a las atomizadoras, que tienen en el sistema su razón de ser. Y las cogeneradoras aún tienen una tercera tasa, la de producción de energía, del 7%, mientras caen las primas, y por tanto los ingresos, por vender la electricidad sobrante.

Las empresas consultadas confirman el aumento del precio de venta de la arcilla para las plantas de baldosas. “No podemos asumir en nuestra cuenta de resultados la subida de costes energéticos, casi no márgenes”, justifican los fabricantes de tierra atomizada, de forma que “los estamos trasladando”, medida que lógicamente “está siendo muy mal recibida, porque las azulejeras también consumen gas en sus hornos, y también van a tener que pagar su cuota en la tasa”, en detrimento de su competitividad.