VILA-REAL. Las pequeñas y medianas empresas azulejeras de la provincia de Castellón empiezan a delegar la gestión en las nuevas generaciones que, además de heredar la confianza y credibilidad que otorga una marca de proximidad, se enfrentan al reto de la digitalización y la brecha cultural
La empresa familiar, sus ventajas y próximos retos ante el traspaso de la gestión a una nueva generación fue otro de los aspectos que se abordaron en la jornada empresarial Talento e Innovación en la industria cerámica organizada por Mediterráneo en el Estadio de la Cerámica de Vila-real.
En el coloquio La narrativa familiar en la industria cerámica, moderada por el director del periódico, Ángel Báez, participaron la responsable de Administración y Fianzas de Moldes Plaza, Lidia Miguel, y la dircom y responsable de Ventas y Operaciones Estratégicas de Errecé, Laura Catalán.
Ambas, al frente de sendas empresas de un importante posicionamiento en el sector, coincidieron en asegurar que una de las principales ventajas de esa herencia empresarial es «el trato directo con los clientes, que tanto se pierde en los grandes grupos». «Que yo pueda ir de la mano con mi jefe, que en este caso es mi padre, a una visita a una empresa, a un cliente o a cerrar una venta, transmite valores de confianza y credibilidad frente a los competidores», explicó Catalán.
Otra ventaja es la capacidad de resiliencia de estas empresas en momentos de crisis. «Son empresas que llevan más de 40 años en activo, que han pasado por un sinfín de acontecimientos en el sector y de cada una de las crisis han salido fortalecidas. Esto hace que consigas mucha experiencia y adquieras una capacidad de maniobrar más rápida», explicó Catalá. A este respecto, Lidia Miguel añadió que también es muy importe «el compromiso de los trabajadores en momentos difíciles. Sin ese compromiso, sería imposible seguir».
No obstante, esta nueva generación al frente de empresas con tanto arraigo familiar también se enfrenta a grandes retos en los que, tal como apuntaron, están avanzando y llevando adelante con buenos resultados.
El principal reto es la digitalización de la gestión. Lidia Miguel apuntó que «hacer frente a las costumbres laborales» ha sido «un desafío muy grande». «Te enfrentas al ‘siempre se ha hecho así’ pero, poco a poco, consigues introducir una nueva narrativa», señaló la representante de Moldes Plaza. A este respecto, Laura Catalán apuntó que «lo único permanente en una empresa es el cambio» y que, para ello, «también se hace una escucha activa de los propios empleados».
Finalmente, la digitalización sería otro de los desafíos de la empresa familiar en el que, no solo van dando pasos de gigante, sino que ya es parte inherente en la gestión. «La tradición y la innovación, no solo van de la mano, sino que la innovación ya es un pilar fundamental de la empresa ante las exigencias del mercado», relató Lidia Miguel.
Por su parte, Catalán concluyó señalando que la herencia de una empresa familiar «va más allá de una transición y ha pasado a tener un propósito y un recorrido a largo plazo».