CASTELLÓ. El sector cerámico de Castelló ha mantenido la estabilidad a lo largo de este 2025, según han señalado los responsables de la patronal Ascer, pero esto no evita que algunas compañías atraviesen dificultades. Sobre todo empresas de menor tamaño, que arrastran los efectos de la pandemia, los costes energéticos y las regulaciones comunitarias, sin disponer de las herramientas de financiación de los grupos de mayor dimensión.
El último ejemplo es el de Codicer, una industria de Castelló que va encaminada al cierre tras los últimos movimientos de la propiedad. Como ya avanzó Mediterráneo, la empresa estaba en fase de negociación de un expediente de regulación de empleo (ERE) para despedir a la mayor parte de su plantilla.
El ERE ha sido firmado este jueves, tras un encuentro entre directivos y representantes de los trabajadores. Félix Martín, delegado de CCOO, señala que finalmente «se ha llegado a un acuerdo de indemnización de 26 días por año trabajado, con un tope de 17 meses», aunque añade que este dinero no se percibirá de forma inmediata.
»Desde la empresa nos han dicho que no pueden pagar, y que el día 16 se presentó el concurso de acreedores», explica Martín, una circunstancia que los trabajadores dan por hecho que desembocará en la liquidación. De hecho, «la firma del acuerdo se ha hecho para acabar con esto y no alargar la agonía».
Martín detalla que los empleados «cobraremos la parte de la mensualidad y los complementos que corresponden hasta finales de este mes, pero la indemnización la acabará pagando el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa)». Un proceso que se prolongará entre ocho meses y un año, y que dependerá del procedimiento que siga el administrador concursal.
El representante sindical lamenta que este cierre «supone un futuro incierto para la mayoría de los trabajadores», ya que muchos superan los 55 años, y con esa edad «será difícil encontrar empleo en otras empresas del sector».
Entre las razones esgrimidas por la empresa, Félix Martín comenta que se han aportado «motivos económicos». Codicer contaba con procedimientos de paros temporales, como muchas industrias del sector, y pagaba puntualmente las nóminas, explican fuentes sindicales.
Lo habitual en estos casos es presentar primero un procedimiento concursal para reducir deuda e intentar reflotar la compañía, pero en este caso se ha optado directamente por el despido colectivo, una decisión que anticipa el cierre definitivo de la actividad.