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Empresas y administración trabajan en la reconversión de polígonos industriales

21.11.2016 10:08

¿Cómo dar salida a los casi 27 millones de metros cuadrados de suelo industrial que en Castellón están vacíos? ¿Qué hay que hacer para que las empresas, sean del sector que sean, ocupen parcelas y naves? ¿Qué fórmula habría que utilizar para mejorar la gestión de parques empresariales y polígonos industriales? La respuesta se resume en una sola palabra: reconversión. De lo que se trata es de ofrecer al inversor una oferta diferenciada y un producto de calidad, para lo que es necesaria una participación a dos bandas, la del empresario y la de la Administración.

De todas estas cuestiones se debatió en la última jornada económica organizada por el periódico Mediterráneo y Banco Sabadell. Bajo el título Dinamización de polígonos industriales y parques empresariales de Castellón, el foro se celebró en los salones del hotel NH Mindoro de Castellón, y contó con la participación de Diego Maciá, director general de Industria y Energía; Francisco Toledo, presidente de PortCastelló; Emili Obiol, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Vila-real; Diego Romà, gerente de la Federación de Polígonos Empresariales de la Comunitat valenciana (Fepeval); Juan Lozano, director del proyecto Centro Comercial Estepark y Francisco Ramos, consejero de Grupo Porcelanosa. La visión financiera la aportó Cristóbal Peña, director regional de Banco Sabadell de Castellón y Valencia norte. José Luis Valencia, director del periódico Mediterráneo, ejerció como moderador.

Dar salida a los millones y millones de metros cuadrados de suelo industrial que en Castellón están en desuso no se antoja un camino sencillo. Los pocos datos que existen hablan de la existencia de 712 polígonos industriales de la Comunitat. 125 están en Castellón y ocupan una superficie total de 44,7 millones de metros cuadrados. De esta cantidad, y según el último informe de la Cámara de Comercio, solo un 60% está ocupada. El resto está libre, es decir, sin edificar. Pero es que, además, entre el 40 y el 60% de las naves industriales ya edificadas están vacías y pese a que en muchas cuelga el cartel de Se vende o Se alquila, la oferta es muy superior a la demanda real. «Uno de los problemas es que ni siquiera existe un censo real. Si ahora mismo aterrizara un inversor extranjero en Castellón dispuesto a invertir no sabría a quien preguntar», lamentó Diego Romà, el gerente de Fepeval.

EL ÚLTIMO BARRIO // No hay un censo y la calidad de la mayoría de los polígonos industriales es un desastre. La limpieza deja mucho que desear, como también lo hace la red de transporte público o la implantación de servicios como la banda ancha. «Los polígonos son el último barrio de cada ciudad y eso no ocurre solo en Castellón y en la Comunitat, sino que es una tónica general en toda España», añadió el gerente de la federación que aglutina el grueso de los parques valencianos, que argumentó también que hay que tener claro que el 50% del PIB español se genera en los polígonos industriales.

Juan Francisco Ramos aseguró que 125 polígonos «son muchos», y explicó que solo el que el grupo Porcelanosa tiene en la carretera N-340 de Vila-real ocupa 1,1 millones de metros cuadrados. «No fue fácil comprar las parcelas a casi 400 agricultores, pero al final se hizo con mucho esfuerzo», describió el consejero del mayor grupo cerámico español, que explicó que el sector azulejero precisa de parcelas muy grandes (de hasta 30.000 metros cuadrados) y eso no se ha contemplado. «Desde la perspectiva del sector de la cerámica, los polígonos tardarán tiempo en llenarse», apostilló.

Llenar todos los polígonos costará porque buena parte de ellos se han proyectado sin planificación. «El problema es que se han generado muchos metros sin una demanda clara», apuntó Juan Lozano, director del proyecto Estepark, que abogó por dar facilidades al inversor. «El polígono debe ser considerado un instrumento, no un fin», dijo el responsable de una iniciativa cuyo objetivo es dotar a Castellón de un «parque comercial de calidad que prevé abrir sus puertas en el 2017.

De la burbuja de polígonos industriales también habló Francisco Toledo, presidente de la Autoridad Portuaria de Castellón. «Tener un parque empresaria se ha visto como un elemento de competitividad. Prácticamente todos los municipios se tiraron a la carrera y lo hicieron con buena intención. Igual que tenían una iglesia o un colegio, quisieron tener un polígono industrial», describió al tiempo que aseguró que el crecimiento en la Comunitat fue muy superior a la media nacional. «El problema es de exceso de oferta, pero también que casi todos los polígonos son iguales y con servicios muy deficientes. Pero es que, además, y según un informe del 2006, el 80% de los parques empresariales están gestionados por un ayuntamiento, «y eso resulta muy negativo».

PARQUES MÁS COMPETITIVOS // Tras el diagnóstico (un excesivo número de polígonos, mal planificados y prácticamente iguales), la receta para dar salida a lo que muchos coincidieron en llamara burbuja industrial pasa necesariamente por la reconversión. «Quizás sea momento de reconvertir los parques empresariales, ya que una cosa está clara, parece prácticamente imposible que se pueda llenar todo el suelo industrial que tenemos en La Plana, aunque todas las empresas que llegaran lo hicieran con el rigor y la buena gestión con lo que lo hace Porcelanosa», apuntó Emili Obiol, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Vila-real.

Francisco Toledo también abogó por una reconversión que pasa por una oferta diferenciada y por la existencia de polígonos sectoriales. «Todo esto ahora no lo tenemos, Ni siquiera tenemos un censo», lamentó el presidente de PortCastelló, que añadió que también resulta fundamental una reindustrialización. «Si la Comunitat no se reindustrializa y no hay una política clara de atracción de empresas, no se va a ocupar dicho suelo», dijo. «Esa diversidad de parques empresariales hará que cuando llegue una empresa pueda elegir. Si todos son iguales si no le viene bien uno, no le vendrá bien ninguno».

Diego Macià, director general de Industria, avanzó las líneas estratégicas que se van a recoger en la ley sobre polígonos industriales que prepara el Consell e insistió en la reindustrialización. «Es algo absolutamente necesario y una prioridad para el Gobierno valenciano». Macià apuntó que la Conselleria de Economía está trabajando en colaboración con la de Territorio. «El objetivo es mejorar los polígonos y tener un suelo industrial de calidad», resumió el responsable de Industria, que añadió que no es necesario que todos los polígonos y parques empresariales de la Comunitat tengan las mismas características. Eso sí, Maciá avanzó que cuando el Consell promocione los polígonos para captar nuevas inversiones «primarán los que tengan mayor calidad».

ACORTAR LOS PLAZOS Y UNA MEJOR COORDINACIÓN // Con tanto suelo industrial desocupado lo normal sería pensar que las administraciones han extendido una alfombra roja para los inversores. Pero la realidad es otra y muy distinta. Quienes (no son muchos) están dispuestos a invertir en un polígono industrial tienen que vencer un camino lleno de dificultades. «Un parque como Estepark evidentemente ha tenido sus dificultades», explicó Juan Lozano, director de un proyecto que contará con una superficie comercial de 32.000 metros cuadrados, con una decena de tiendas y una inversión cercana a los 40 millones de euros. «Entendemos que la Administración debe ejercer un papel de guardián para que se cumpla la normativa. Nosotros hemos tenido ciertas trabas, que se han solventado», sentenció. Lozano avanzó también que les falta la licencia por parte del Ayuntamiento de Castellón, aunque la previsión es abrir el parque comercial a finales del 2017.

El director de Estepark insistió en que, lógicamente, la tramitación es lenta. «Esos problemas de los que estamos hablando de falta de limpieza son benditos problemas si los comparamos con los de la tramitación», dijo y apostó por dar un paso más allá y conseguir atraer a las empresas para que se instalen en los polígonos y parques. «La Administración es rígida y hay que romper con esa rigidez.

Hay que seguir cumpliendo todos los parámetros que exigen las leyes, pero hay que ser más rápidos y dar más facilidades», sentenció. ¿Cómo? Juan Lozano puso varios ejemplos, desde facilidades desde el punto de vista energético a un suelo industrial que sea ordenable y barato.
Los plazos se alargan en el tiempo (con el consiguiente coste para el inversor) y a menudo intervienen varias administraciones que no siempre trabajan coordinadas. Es lo que apuntó Francisco Ramós, consejero del grupo Porcelanosa, que también ahondó en la necesidad de que las administraciones allanen el camino de los inversores.

EL TAMAÑO, ¿IMPORTA? // Las dificultades existen y el tamaño de las empresas de Castellón también puede ser un handicap a la hora de ocupar el suelo industrial disponible. En la provincia, más del 80% de las empresas son micropymes de entre 1 y tres trabajadores y de las casi 40.0000 compañías, solo 7 tienen más de 1.000 trabajadores. «Lo ideal sería poder urbanizar a medida que hay demanda y adaptar las dimensiones de las parcelas a las necesidades de las empresas», argumentó Diego Maciá, director general de Industria.

Diego Romà, presidente de Fepeval lamentó que en estos últimos años se hayan construidos polígonos «sin ningún sentido» y tildó de «despropósito» la gestión y la ordenación del suelo industrial. Respecto al tamaño de las empresas de la Comitat, el gerente de la federación de parques empresariales recordó que buena parte del tejido empresarial europeo está constituido por micropymes y eso no es siempre una desventaja. «La clave es la colaboración entre las empresas».

Aunque, a priori, el tamaño de las empresas no parece una dificultad, la realidad es que los polígonos y parques empresariales que mejor funcionan en España son los que giran alrededor de una gran empresas. Es el caso, por ejemplo de Ford Almussafes. «Lo importante es tener claro qué polígonos queremos y reordenar la oferta», coincidieron.