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La crisis de las materias primas: impacto global y sobre la industria cerámica

Artículo publicado en la plataforma de inteligencia competitiva Vigilancer

16.11.2021 11:34

La situación de pandemia provocada por el coronavirus es uno de los principales resortes que está provocando un desajuste en el suministro de materias primas, que afecta al mercado global en todos los sectores económicos que, a su vez, dependen de estos materiales para mantener sus procesos productivos. Así, en la actualidad asistimos a un repunte, a una velocidad vertiginosa, en la recuperación de la demanda de bienes y un apresuramiento en el almacenamiento de numerosas materias primas por parte de los fabricantes.

En este particular contexto, la escasez, los cuellos de botella en el transporte y las subidas de precios se acercan a los niveles más altos que se recuerdan. La diferencia entre lo que algunos ya catalogan de crisis de 2021 y las anteriores interrupciones del suministro, no es únicamente su magnitud, sino también su transversalidad, afectando a prácticamente todos los sectores. Entre la gran variedad de materias primas afectadas encontramos el cobre, el mineral de hierro, el acero, el maíz, el café, el trigo, la soja, la madera, los semiconductores, el plástico o el cartón para envase, por citar únicamente algunos ejemplos.

Existen tres factores que definen este escenario de ascenso de precios y disrupciones en la cadena de suministro (Bragagni y Xhaferraj, 2021):

1. La fuerte demanda del mercado mundial, en especial la recuperación económica de China, responsable de la acuciante escasez de numerosas materias primas.

2. El incremento en el precio del petróleo originado por la reactivación de la economía y de la movilidad, que ha aumentado la demanda, y los recortes deliberados de producción acordados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), limitando la oferta.

3. La escasez mundial de contenedores marítimos y el consiguiente aumento de los costes de transporte desde Asia a Europa, restringiendo el suministro de materiales.

Todo esto ha originado una serie de tensiones que se extienden hasta la producción mundial de materias primas con el fin de satisfacer la creciente demanda. Sin embargo, aumentar la capacidad de producción de estos materiales, ya sea a través de capital o mano de obra adicionales, es un proceso lento y costoso, por lo que las tensiones pueden prolongarse en el tiempo.

Las consecuencias de esta compleja coyuntura no se han hecho esperar y no son pocos los fabricantes que ya han aplicado más de una ronda de subida de precios o se han visto abocados a efectuar paradas en su producción. Asimismo, queda patente que garantizar el suministro de determinadas materias primas estratégicas resulta vital tanto para la competitividad a largo plazo, como para la seguridad del empleo en las industrias.

Implicaciones en la transición energética

Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), los planes actuales de suministro e inversión en muchos minerales críticos están muy por debajo de lo que se necesita para apoyar un despliegue acelerado de paneles solares, turbinas eólicas o vehículos eléctricos, por citar algunos ejemplos. Muchos minerales proceden de un pequeño número de productores. Por ejemplo, en el caso del litio, el cobalto y las tierras raras, los tres principales productores del mundo controlan más de tres cuartas partes de la producción mundial. (Fig.1). Esta elevada concentración geográfica, los largos plazos para poner en marcha la producción de nuevos minerales, la disminución de la calidad de los recursos en algunas zonas y diversas repercusiones medioambientales y sociales, suscitan inquietud en torno al suministro fiable y sostenible de estas materias primas que resultan clave para la transición energética. A este respecto, la respuesta de los responsables políticos y las empresas determinará si los minerales críticos se conviertan en un cuello de botella en el proceso.

$!La crisis de las materias primas: impacto global y sobre la industria cerámica

Figura 1. Concentración geográfica de la extracción y procesado de combustibles fósiles y minerales críticos para la transición energética. Fuente: Agencia Internacional de Energía (IEA)

Para ilustrar esto, veamos el caso de las tierras raras (siglas en inglés REEs). Estos elementos, como por ejemplo el neodimio, terbio, praseodimio o disprosio, resultan esenciales en la fabricación de imanes permanentes que, a su vez, son componentes clave de los vehículos eléctricos o de las turbinas eólicas (Ballinger et al., 2020). A pesar de que existen fuentes de estos elementos en Europa, la cadena de suministro de tierras raras, así como la producción de imanes permanentes se concentra casi exclusivamente en China.

Tras la crisis de la COVID-19, la demanda de estos materiales sigue creciendo, generándose un escenario de intensa competencia por el abastecimiento entre Europa y China, disparándose las importaciones de óxidos de tierras raras de este último país. De esta manera, el despliegue de tecnologías fundamentales para la descarbonización de nuestra economía puede verse frenado por las dificultades de acceso a estas materias primas.

Implicaciones en la transición digital

Sin embargo, la presión ejercida por determinados minerales críticos no afecta únicamente a la descarbonización de la economía, sino también al avance de la digitalización. Para ilustrar esto basta con considerar los teléfonos móviles de última generación, cuya fabricación requiere de alrededor de unos 40 elementos de la tabla periódica, algunos presentes en menos del 0,001% de la corteza terrestre. Según un estudio de la Comisión Europea, casi todo el sistema periódico de elementos se encuentra en las tecnologías digitales (Fig. 2), con una cuota de consumo especialmente elevada de elementos como el cobre, el galio, el germanio, el oro, el indio, o el tántalo, de los que China (41%) y los países africanos (30%) son los principales proveedores.

Por su parte, la falta de semiconductores, concretamente de microchips, está limitando cada vez más la capacidad productiva mundial de multitud de dispositivos electrónicos, causando un profundo daño en la industria del automóvil (cada vehículo puede llegar a contener hasta 5000 microchips). Además, la producción de microchips se concentra, una vez más, en manos de muy pocos actores, concretamente el taiwanés TSMC, el surcoreano Samsung y el estadounidense Intel, señala Ignacio Mártil, catedrático de Electrónica en la Universidad Complutense de Madrid.

Según Alicia Valero, profesora de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Zaragoza y directora del grupo de Ecología Industrial del Instituto CIRCE (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos), los estudios realizados sugieren que numerosos elementos clave para la electrónica como la plata, el cadmio, el cobalto, el cromo, el cobre, el indio, el litio, el manganeso, el níquel, el plomo, el platino, el teluro o el cinc podrían entrar en riesgo de cuellos botella de aquí al 2050 y, de esta forma, poner en riesgo la transición digital.

$!Figura 2. Principales elementos involucrados en las transiciones energética y digital, y riesgos actuales de suministro. Fuente: Comisión Europea

Impacto sobre la industria cerámica

A pesar de la tendencia positiva registrada durante la primera mitad del año, la industria cerámica italiana y española también están experimentando, con una especial virulencia, el impacto económico de la coyuntura mundial en torno a las materias primas.

Además de los consiguientes incrementos de costes de materias primas que el sector está teniendo que asumir desde principios de año, se suman los aumentos desbocados en las facturas del gas y la electricidad que, junto a la subida en los derechos de emisiones de CO2, pone todavía más contra las cuerdas al sector, lastrando su competitividad y comprometiendo la viabilidad de las empresas y de cientos de puestos de trabajo, tal y como señalan desde la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (ASCER).

Según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Fritas, Esmaltes y Colores Cerámicos (ANFFECC), materiales como el carbonato de litio (Li2CO3) han experimentado una subida en su precio de más del 200%.

A nivel mundial, los precios del carbonato de litio de distintos grados, están alcanzando máximos históricos debido a la escasa oferta y a una creciente demanda de baterías para impulsar vehículos eléctricos (Fig. 3). En este sentido, los fabricantes de automóviles y de baterías compiten para asegurarse el suministro en medio de una presión mundial por fuentes de energía menos contaminantes. Además, la demanda ha seguido repuntando a medida que las economías se recuperan del golpe de la pandemia. Al igual que ocurría con las tierras raras, el papel de China es crucial, ya que, a pesar de no disponer de yacimientos importantes, controla las minas de litio en Latinoamérica o Australia o bien compra el concentrado a estos países, lo refina y luego lo vende al resto del mundo.

$!Figura 3: Incremento del precio del carbonato de litio en los últimos meses de 2021. Fuente: Trading Economics

Otras materias primas, cuya situación es preocupante para el sector, son el óxido de estaño (SnO2) cuya subida ronda el 100%, la wollastonita y el óxido de cobalto (Co3O4) con incrementos del 75%, y otros óxidos como los de circonio (ZrO2), titanio (TiO2), hierro (Fe2O3) o el carbonato de bario (BaCO3), cuyos precios han aumentado entre un 40 y un 50%.

A todo esto, se suman incrementos desde un 5% hasta un 25% en el coste de diversos disolventes, óxidos de cromo y cinc o los productos borácicos, y una creciente escasez en el abastecimiento de nefelina y compuestos de estroncio.

Según palabras de Manuel Breva, secretario general de Anffecc, resulta especialmente alarmante la situación del silicato de circonio (ZrSiO4) que prácticamente ha duplicado su coste y se encuentra en situación de escasez de abastecimiento debido al cierre temporal de una sus principales minas situada en Sudáfrica, que junto a Australia, constituyen los dos principales países de los que se importa este material.

Además, el impacto de esta crisis de las materias primas también ha alcanzado a los fabricantes de maquinaria que se están viendo afectados por la volatilidad del precio de materiales como el acero inoxidable, el cual según la Asociación Española de Fabricantes de Maquinaria y Bienes de Equipo para la Industria Cerámica (Asebec), ha duplicado su precio con respecto a su valor de antes de la pandemia.

Esto se debería a un inesperado pico de demanda como consecuencia de la reactivación de la actividad industrial, especialmente desde el sector automovilístico. Una situación de escasez que se prolongará durante un tiempo, dado que los trabajos de mantenimiento y los desmantelamientos en muchas plantas siderúrgicas limitarán la producción de acero, manteniéndose su precio en alza.

Finalmente, existen otros factores que agravan, todavía más, la delicada situación a la que se enfrenta nuestra industria. Así, el aumento de precio de los fletes internacionales, ya sea para exportar o recibir materias primas, o la escasez de palets de madera para el transporte de mercancías, que ha visto cuadruplicado su precio medio y ha dado lugar a la aparición de empresas de reparación y venta de palets reacondicionados, incorporan la variable logística a una ecuación ya de por sí complicada de resolver.

Posibles soluciones

En un contexto marcado por la escasez y la incertidumbre, resulta necesario establecer nuevas cadenas de suministro post-COVID-19. Para tal fin, es fundamental dedicar esfuerzos al I+D para disponer de fuentes primarias y secundarias de determinadas materias primas e impulsar enfoques propios de la economía circular, destinados a ralentizar, cerrar y estrechar los bucles descritos por estos materiales. Este sería el caso de las operaciones de valorización mediante las que los residuos pasan a poder ser utilizados como si de materias primas se tratasen (materias primas secundarias).

En la industria cerámica, el uso de materias primas secundarias derivadas de los flujos de residuos reduce la dependencia, tanto del precio como de la disponibilidad, de las materias primas vírgenes. A este respecto, se han desarrollado nuevos productos y procesos que implican una reducción tanto en el consumo de recursos, como en la generación de residuos. Esto ha sido posible, por ejemplo, gracias a la reutilización de recursos como el agua, un rediseño del producto y/o de la propia cadena de suministro o la valorización de numerosos residuos.

Así, por ejemplo, según comenta Manuel Breva, algunas de las empresas integrantes de Anffecc ya están desarrollando proyectos de valorización de residuos procedentes de los tubos catódicos de televisores obsoletos, con el fin de que puedan ser introducidos en el proceso de obtención de fritas. De esta manera, se persigue encontrar materiales sustitutivos, aliviando la dependencia de aquellas materias primas críticas cuya oferta/demanda está sometida a intensas distorsiones.

La simbiosis industrial, por su parte, constituye una herramienta estratégica para hacer frente a retos tan complejos como el planteado por la escasez de recursos, tal y como se ha tratado en publicaciones anteriores.

Así, el establecimiento de sinergias entre empresas, del sector cerámico o de sectores distintos, con el objeto de compartir un amplio abanico de recursos tales como instalaciones, maquinaria, materiales, subproductos, envases, palets u operaciones logísticas como el grupaje de mercancías, puede contribuir a reducir costes notablemente. Sin embargo, el despliegue de este tipo de acciones requiere de una transformación cultural profunda.

En este sentido, debe promoverse la cultura de los beneficios compartidos y de la confianza entre empresas, comúnmente centradas exclusivamente en la rentabilidad, competitividad y confidencialidad. Todo esto, junto con la participación de las autoridades en las inversiones de tecnología e infraestructura necesarias o la normalización de los datos asociados al flujo de residuos para su valorización, resultarán decisivos para la aplicación de la economía circular a gran escala.

* José Planelles Aragó -Unidad de Inteligencia Competitiva de ITC