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El Grao de València presume de su patrimonio industrial

València se apunta al turismo industrial y adjudica la señalización de tres recorridos por el patrimonio del barrio marinero Las Atarazanas, la Antigua Fábrica de Abonos, el Varadero, los Docks y el Tinglado 2 son algunos atractivos señalizados

02.01.2024 14:22

El Ayuntamiento de València ha adjudicado el montaje de la señalética informativa para la Ruta por el Patrimonio Industrial del Barrio del Grao, un proyecto turístico surgido en los presupuestos participativos Decidim 2018 y que hasta la fecha no había llegado a materializarse. Con este contrato, valorado en 25.326 euros y ganado por Valencia Outdoor SL, la ciudad pretende poner en valor un total de 32 edificios históricos que aún se encuentran en pie y que son testigos del desarrollo industrial que experimentó esta zona de València durante el siglo XIX y la primera mitad del XX.

Para lograr este objetivo, los diseñadores del proyecto –con la arquitecta Mónica Ibáñez Paricio a la cabeza– han organizado tres rutas subzonales y una cuarta transversal que agrupa los enclaves más importantes. Los recorridos se formalizarán a partir de paneles situados junto a cada edificio que contendrán una pequeña explicación sobre el origen y los valores del edificio, imágenes y planos ilustrativos.

El plano contempla el citado barrio con una parte del puerto y cuatro construcciones que quedan fuera de esta delimitación pero que por importancia y cercanía se han incluido en el proyecto: las Naves Cros, el Museo del Arroz, la nave de Abonos Campos Crespo y el edificio de viviendas de Astilleros.

Todo ello desarrollado sobre un suelo que en origen fue un asentamiento formado por barracas dispersas de pescadores, con actividad propia e independiente de la ciudad casi desde los tiempos de la fundación romana de València. El Grao evolucionó muy lentamente, aunque poco a poco se fue dotando de una infraestructura que le permitiese dar un mínimo servicio y respuesta al comercio marítimo. El principal y casi único elemento que existió inicialmente fue un desembarcadero de madera, muelle o grau, desde el que se descargaban las mercancías que llegaban por barco a la playa.

De forma paralela a la consolidación de un puerto marítimo comercial estaba la mejora en los accesos entre el Grao y la ciudad, que suponía la consolidación del antiguo camino del Grao y la apertura de uno nuevo en 1801. La inauguración del Camino Nuevo del Grao vino a convertirse en la simbólica puerta de entrada al siglo XIX, ese que tanto progreso industrial habría de traer al puerto y al Grao de València. Pero sin duda, el punto de inflexión –y el que multiplicaría la actividad industrial y económica valenciana– fue la inauguración de la línea de ferrocarril que unía València y el Grao en marzo 1852 gracias al empresario José Campo.

De este modo, el Grao y sus accesos principales desde la ciudad siguieron poblándose durante el siglo XIX y primera mitad del siglo XX con más instalaciones industriales y fábricas de producción tan diversa como alcoholeras, papeleras, harineras, aceiteras, de vidrios, de levadura, de abonos químicos, serrerías, colas, fósforos; muchas de ellas desaparecidas en el ocaso de la actividad industrial. Quedan en pie no obstante un puñado de estas edificaciones que el proyecto impulsado por la Associació de Patrimoni Industrial Valencià celebrará en tres rutas identificadas con carteles y códigos QRs informativos. La avenida del Puerto marca el eje de separación entre las llamadas Ruta Norte y Ruta Sur, mientras que la zona portuaria quedará como Ruta Puerto.

La Ruta Norte consta de 20 edificios, tres de ellos considerados emblemáticos. En el número 4 de la calle Josep Aguirre se ubica el Mercado del Grao, un bazar que ha ido cambiando de emplazamiento desde su apertura en el siglo XIV. La actual construcción, rehabilitada recientemente, fue concebida en 1910 como un mercado abierto y configurado a partir de dos naves longitudinales con cinco perpendiculares a las anteriores.

Asimismo destaca en esta ruta el Museo del Arroz, conocido popularmente como el Molino de Serra, un edificio con tres fases constructivas entre los años 1902 y 1937 y cuyo aspecto actual se debe, en parte, a una reparación efectuada debido a los daños sufridos por un bombardeo durante la Guerra Civil. Finalmente, la ruta distingue el valor de las atarazanas, habilitadas entre 1338 y 1377 para la construcción de navíos y la recepción de ilustres dirigentes. Durante los siglos posteriores pierde su función y pasa a utilizarse como almacén de grano.

Por su parte, la Ruta Sur incluye 20 puntos con tres destacados como top industriales. El primero, la Antigua Fábrica Abonos Campo Crespo, es una actualización de una antigua fábrica –propiedad del comerciante y político José Campos Crespo– realizada por el arquitecto valenciano Demetrio Ribes con estilo modernista. La decoración de la nave de 700 metros cuadrados se realiza mediante piezas cerámicas y motivos florales, y su uso actual es de centro deportivo.

También se reivindican en esta ruta las naves de la empresa Union Espagnole de Fabriques d’Engrais de Produits Chimiques et de Superphosphates, actualizadas por Demetrio Ribes. En 1929, la Sociedad Anónima Cros adquirió la fábrica existente y la fue ampliando sucesivamente llegando a ocupar 105 hectáreas con más de 35 edificios. Y un tercer punto importante dentro de la Ruta Sur es Harineras Levantinas, una fábrica de 1923 con planta baja más tres alturas rematado con una cubierta a dos aguas. Sin actividad y abandonada desde 1999, se procedió a su demolición parcial entre 2007 y 2008.

Por último, la Ruta Puerto alberga 12 edificios (cinco de ellos señalados como significativos). Se trata de la Estación del Grao, construida en 1852 siendo la primera del territorio valenciano y la tercera de la Península tras las de Mataró (1848) y Aranjuez (1851), ya desaparecidas. También se destaca La Estación Marítima (o Edificio del Reloj), proyectada en 1913 y el Tinglado nº 2, uno de los seis depósitos cubiertos proyectados a principios de la segunda década del siglo XX con el uso específico de cabotaje y comercio general. Los Docks Comerciales, construidos en 1919 para el almacenaje de productos de importación. Y el Varadero Público, que en los primeros años del siglo XX permitía varar embarcaciones de gran tonelaje para su limpieza y reparación

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