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La concentración empresarial en la cerámica de Castellón no afecta al empleo

26.04.2021 08:19

El sector cerámico de Castellón asiste desde hace unos años a un proceso de concentración empresarial, de modo que cada vez hay menos compañías y de mayor tamaño, para disponer de más recursos y reforzar su competitividad, especialmente frente los fabricantes de otros países. A pesar de que este tipo de operaciones suele conllevar ajustes de empleo en determinados sectores, con la banca como referente más próximo, las empresas del clúster de Castellón han sido capaces de mantener el nivel de empleo, e incluso incrementarlo ligeramente.

Esta es una de las conclusiones del responsable de la Cátedra de Transformación del Modelo Económico de la Universitat Jaume I y la Generalitat, Xavier Molina, que ayer expuso en El Palasiet de Benicàssim su investigación sobre el tema en un coloquio celebrado por el Club para la Calidad Cerámica y la Asociación Española de Técnicos Cerámicos (ATC) en el marco del Foro ATC Impulsa.

Molina detalló que entre los años 2010 y 2020 «han sido 61 las operaciones realizadas en el sector y un valor que alcanza los 3.280 millones de euros». Durante este periodo, el número de trabajadores ha evolucionado desde los 15.500 del 2011 a los 16.100 de finales del 2020. Una evolución que en el caso del último ejercicio se ha dado a pesar de la pandemia de covid. Tras el considerable movimiento en la propiedad de las empresas, «de momento hay una estabilidad en los empleados, aunque en algunas de ellas puede empezar a verse alguna diferencia en la estructura de los recursos humanos», expuso el catedrático.

Tendencias

A lo largo de su intervención, resumió las principales tendencias a la hora de producirse una concentración empresarial dentro del clúster: «La mayor parte de compras suelen ser por la totalidad de las acciones, y son pocas las fusiones». Además, la mayoría de las operaciones no tienen como origen la debilidad financiera de una fábrica. «El 91% del importe total se hace sobre precio de mercado, mientras que solo el 9% restante tienen como circunstancia una liquidación o un proceso concursal», afirmó.

Sobre las posibles consecuencias de este fenómeno, el ponente mencionó que las valoraciones «son en general positivas, pero hay que plantear cómo afecta al clúster, nacido como un conjunto de empresas pequeñas y medianas «que practicaban un intercambio de conocimientos a la vez que competían; ese modelo desaparece», lo que ve como un punto poco favorable, y por ello piensa en la necesidad de «replantear el papel de las instituciones y organizaciones representativas» del sector. También alertó sobre el riesgo de estrategias especulativas en operaciones de fondos de inversión, con unas compraventas que se suceden a una gran velocidad. 

Menos empresas

Los efectos de la crisis del 2008 siguen presentes. En las compañías de producto final --dedicadas a los pavimentos y revestimientos-- se pasa de 180 compañías en el 2005 a solo 81 en el 2020. Una reducción que Molina no atribuye al proceso de adquisiciones sino al crack del ladrillo. También hubo un descenso, aunque menor, en el número de las factorías dedicadas a los esmaltes y fritas. De las 28 de 1990 se pasó las 19 del 2020. Más sorprendente es el hecho de que, en la última década, solo se hayan creado dos empresas, en los años 2013 y 2015. Algo que considera un factor negativo. "Que haya nuevas empresas siempre es una buena noticia para el sector y para el clúster", defendió.

Otro hecho remarcable tiene que ver con el importe de las operaciones accionariales. Las fábricas cerámicas copan hasta 41 de las 61 adquisiciones realizadas en la última década, pero las 14 de fritas y esmaltes prácticamente igualan el volumen de dinero manejado, con cerca de 1.500 millones de euros.