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Una pérdida de competitividad respecto al resto de países contrincantes, una sangría de puestos de trabajo y la deslocalización de parte de la producción. Son los efectos que augura el clúster azulejero de Castellón si no hay cambios en el proyecto de Fondo Nacional de Sostenibilidad del Sistema Eléctrico que propone el Ministerio para la Transición Ecológica.
La asociación empresarial que agrupa a los fabricantes cerámicos, Ascer, junto con la de fritas, esmaltes y colores cerámicos, Anffecc, han mostrado su apoyo a la rebelión de una buena parte del sector industrial del país, agrupada alrededor de la Alianza por la Competitividad de la Industria Española. Un colectivo que incluye a las entidades Anfac (automoción), AOP (refino), Aspapel (papel), Feique (química y farmacia), FIAB (alimentación y bebidas), Oficemen (cemento) y Unesid (siderurgia). En su manifiesto afirman que el fondo puede «agravar la situación de la industria española y poner en riesgo su futuro».
Ascer ya hizo números en el mes de enero y teme que la factura en este concepto para el sector cerámico ascendería a 213,5 millones de euros para el quinquenio 2021-2025, «cifra que supone prácticamente todo el beneficio anual del sector», detallaron.
Consideran que es un lastre energético añadido, que para el clúster azulejero «no es asumible e implica una importante pérdida de competitividad a nivel internacional, pudiendo repercutir en el empleo y aumentando el riesgo de deslocalización». Desde las patronales proponen que estos costes sean asumidos por los Presupuestos del Estado, o bien que haya excepciones para aquellos sectores, como el cerámico, que en estos momentos no tienen alternativa viable al uso del gas natural para seguir con su actividad.