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Industria

Nomdedeu: «El sector corre un alto riesgo de perder competitividad y no volver a recuperarla»

26.09.2022 09:38

El presidente de la patronal azulejera Ascer, Vicente Nomdedeu, reconoce que el sector español acude a Cersaie “con mucha preocupación”. La creciente factura energética amenaza muy seriamente al clúster castellonese. La pérdida de competitividad puede llevar a la puede llevar al cierre de empresas, con la consiguiente destrucción de puestos de trabajo, y a volver a poner encima de la mesa el tema de la deslocalización. Nomdedeu confía en que Cersaie arroje algo de luz -y sobre todo optimismo- a la situación de los mercados internacionales.

PREGUNTA: ¿Cómo acude el sector azulejero española a Cersaie?

RESPUESTA: Con un alto grado de expectación y de optimismo, pero también con mucha preocupación. En estos momentos, el sector corre un altísimo riesgo de perder competitividad, y si la pierde no volverá conseguirla en años o, posiblemente, de por vida. Con esta situación, es fácil de entender que la feria más importante del mundo es muy esperada y deseada porque, de alguna forma, en ella se miden los niveles de necesidad y cuáles son las tendencias de nuestros mercados y nuestros clientes.

Si bien hace unos meses estábamos en una situación de alta cartera de pedidos, ahora estamos notando que se está agotando la demanda. En la actualidad no hablamos de una crisis de demanda, pero puede convertirse en ello debido a que las empresas están perdiendo competitividad y a que nuestros principales mercados estratégicos son europeos. Y Europa está atravesando una situación económicamente muy complicada, con encarecimiento de costes elevadísimos y pérdida de poder adquisitivo.

A consecuencia de ello, la gente va a poner en orden sus gastos diarios, y con el azulejo no se come, hay productos de primera necesidad o de educación que van primero en la cesta de la compra. Los productores de bienes que no son esenciales vamos a tardar en recuperarnos. Y todo esto se contrastará en Cersaie. Veremos cómo preparan los clientes su paso por esta situación tan crítica, porque la energía afecta a todas las partes del canal.

P: Además de ser una plataforma para dar a conocer las tendencias y las novedades de las empresas, ¿Cersaie se convertirá en un escaparate de las reivindicaciones que tiene el sector a nivel global?

R: Sí, porque no dejamos de hacerlo. Hay peticiones que llevamos formulando desde hace un año y aprovechamos cada oportunidad que tenemos para ponerlas de manifiesto. Por lo tanto, intentaremos hacer llegar nuestras reivindicaciones tanto a los italianos como al conjunto de los productores europeos que quieran unirse a ellas, porque este es un asunto que nos concierne a todos. El problema reside en qué en Europa, en este momento, mucho más no se puede hacer. Las últimas propuestas de la UE a los sectores industriales les influyen poquísimo y a algunos de ellos, nada. La medida que puede adoptar la UE ya la comunicó a principios de año. Se trata de las ayudas de estado, que vencen en diciembre.

Precisamente, hace unos días nos reunimos con las personas responsables de las mismas y les pedimos que se prorroguen y que se repartan en su totalidad. Y esto está en mano de nuestro Gobierno central y en Cersaie le pediremos al Consell que nos ayuden a hacer de lobby para que nos las den. De momento, nos han entregado 400.000 euros por empresa. En una compañía mediana esto supone de tres a cinco días de gas y en una industria mediana-grande, de uno a tres días. Además, no se le ha dado a todas. Con lo cual, hasta los 50 millones que se puede dar de ayudas por este marco, la distancia es enorme.

P: ¿El sector puede soportar económicamente esta situación?

R: El agotamiento de la tesorería de las empresas viene desde el Covid. Y ese agotamiento se produce a pesar de los incrementos de facturación. El sector crece pero lo hace sin aplicar los costes de producción a los precios de venta. No los aplica en su totalidad, por lo cual los precios bajan y la tesorería se resiente. Esto lo podemos aguantar solo durante un tiempo. Por ello, le pedimos a Europa que nos ayude a pasar esta travesía. De otro modo, habrá empresas de nuestro sector y de otros que no llegarán.

P: Y todo por los aumentos del precio de la energía...

R: Todo apunta a que los precios del gas van a estar altísimos al menos durante los dos próximos años. No hay forma de trabajar con estos precios del gas y, hasta ahora, la preocupación de la UE no era actuar sobre ellos, sino tener gas. Sin embargo, España tiene gas y nuestra la preocupación debe de ser, la de ellos después también lo será, que el gas sea barato porque si no lo es, ni las familias podrán pagarlo ni las industrias podrán dar trabajo para que lo paguen. El foco principal en este momento es que nos den ayudas para pasar este via crucis. Además, estamos en un mercado regulado. Una petición nuestra desde antes de esta crisis era una reforma de la regulación del mercado. Tener el precio de la luz definido o formar el precio de la luz con un sistema marginalista solo llevará incrementos.

Poco a poco, alguien debe de pagar estos costes. O no dependemos de la energía o siempre habrá un problema enorme. Y como lo geopolítico es cada vez más importante, este problema será cada vez mayor. Se están adoptando soluciones demasiado sencillas y poco pensadas. Son un parche para un problema tan grande y lo que se parchea hoy, como el problema geopolítico seguirá existiendo, aparecerá otra vez mañana. Este año estamos esperando 2.200 millones de costes, el pasado fueron 1.000, y solo la energía ya supone más del 30% del coste industrial, lo cual es una barbaridad.

P: ¿Y qué soluciones propone Ascer?

R: Nosotros les decimos desde hace tiempo que el sistema marginalista no tiene sentido. ¿Por qué la tecnología más cara, la que entra al final, le da el precio a las demás? Se debe hacer una media ponderada cada mes de costes de las energías y casi todos los meses sale más barata. Solo se tienen que hacer números. Algunas propuestas son de difícil aplicación, pero más difícil es aguantar la pérdida de la competitividad de las empresas europeas. Si el TTF no hay quien lo entienda, le decíamos a los cinco departamentos con los que hablamos, deben actuar. ¿Si en España el gas entra a menos de 50 euros, porque pagamos índices TTF a 250? No sé qué está ocurriendo pero no es normal que lo que compramos a 50 lo paguemos a 250. Por eso, una de las medidas va en este sentido. También considero que, si ponen un impuesto a las energéticas, debe de ir a los necesitados, a los ciudadanos, las empresas y los autónomos. De momento, no sabemos dónde irá. Es un tema muy complicado y creo que no nos lo estamos tomando con la seriedad que se requiere.

P: ¿El sector cerámico puede aguantar dos años más de subidas del gas?

R: No. Si no hay ayudas no se puede aguantar. La competitividad de nuestras empresas está en riesgo y en peligro de no volverla a recuperar. Si desapareces de un mercado, desapareces, y es muy difícil volverlo a ganar. El sector se la ha jugado en esta crisis al no subir todo el coste. Hemos preferido no perder clientes. Si no aplico todos los costes, pierdo dinero y me quedo sin tesorería. En este momento ya hay deslocalizaciones y cierres. En nuestro sector no, pero es cuestión de tiempo. Nuestro sector era un sector sano, bien autofinanciado y financiado. Los sectores que no son tan sanos financieramente o dependen de fondos de inversión han dicho “planta cerrada”. Esto ya ha pasado en dos químicas.

Todas las empresas que son intensivas en gas no tienen capacidad, porque no pueden aplicar las subidas de los precios. En septiembre del 2021 ya le dijimos al Ministerio (con una inflación del 4,95%) que todo esto no lo puede pagar el cliente final y cada día los costes son más altos. La feria nos indicará a qué se debe la bajada de la demanda que ya estamos registrando, y si los distribuidores están adoptando ajustes de costes y quiere dejar de estocar porque ven que sus rotaciones de venta son menores.... Por esto Cersaie es muy importante.

P: ¿Prevén que este segundo semestre haya una caída en la exportación?

R: Ya la hay, pero no solo de la exportación sino también de producción. Hasta junio, la producción estaba equilibrada y en julio ya estábamos cerca de un 8% por debajo del mismo periodo del año pasado. Si el precio del gas sigue así, las fábricas irán acomodando la producción a estas necesidades imperiosas del cliente al que tienes que servirle para no perderlo, pero la producción va a seguir reduciéndose y estará por debajo del año pasado. Ni aunque sucediera algo revolucionario cambiarían las previsiones.

Y es que sabemos que en agosto ha parado un 38% de la industria en general y, aunque no tenemos cifras, a lo peor nosotros estamos por encima de esa media. Septiembre, por su parte, va a ser muy similar, va a haber una reducción del consumo de gas. Lo único que en estos tres meses puede crecer es la facturación porque desde que empezó a subir el gas, conseguimos trasladar parte de los costes con un decalaje de 3 a 4 meses. Cada mercado necesita digerir esto para aplicarlo a los clientes. Los precios medios en este sector han pasado de 7,07 euros a 9,09 euros por metro cuadrado. Esto explica la subida de la facturación, pero no crece la venta en metros cuadrados. No hay subida en metros cuadrados.

Otro factor que también explica la subida de la facturación es que el sector cada vez tiene más producto grande, cuyo precio de venta es mayor, pero no el margen. Para hacer este producto, el consumo de todas las materias primas va en proporción. Por ejemplo, para hacer un producto que vale 18 euros te gastas 19 y pierdes un euro. Antes de esta crisis te costaba 16 o 17. Ahora, cada vez que produces, pierdes.

P: En esta pérdida de competitividad del azulejo ¿qué países nos están ganando terreno?

R: Los de fuera de Europa. Nuestros competidores fuera de Europa no tienen que pagar por las emisiones de CO2 –el año pasado nos costaron 60 millones de euros-; y no tienen que descarbonizar a nuestra velocidad. Por cierto, en Europa aún no se han dado cuenta de que todos no podemos hacerlo a este ritmo. Descarbonizar es más caro de lo que creían y menos posible de lo que algunos pensaban. La energía con la que trabajamos en Europa es fundamentalmente el gas y, habiéndolo, en Europa no se quiere tener. Italia tiene gas, España también... Todo el mundo tiene gas pero, por ideología, no se quiere tener. Sin embargo, también por ideología, traemos gas de fracking, de EEUU. Hay cosas que no se entienden y lo que sí que tengo claro es que las soluciones no son las adecuadas. Lo que no puede ser es que nosotros nos callemos. Si lo hacemos, parece que damos por buenas las actuales medidas.

P: Y a todo esto hay que sumar barreras y frenos burocráticos de terceros países...

R: Efectivamente. Hay tres países, Argelia, Egipto y Arabia Saudí, en los que tenemos incomodidades. Argelia, que era nuestro quinto país en exportación, ya lo damos por perdido. En Egipto, donde parecía resuelta la barrera que había, los clientes nos dicen que no les abren carta de crédito. Hasta que los bancos lo hagan, y esto lo tiene que decidir el Gobierno, no pueden comprarnos... En Cersaie vendrán los clientes y nos podrán contar cara a cara qué sucede. Y en Arabia Saudí los problemas burocráticos siguen. La suerte que tenemos es que ninguno de estos tres países es estratégico y que Argelia ya lo hemos dado por perdido. Nuestras áreas estratégicas son Europa, Canadá y Estados Unidos.

P: Con este escenario que nos plantea, ¿habrá deslocalización?

R: Claro. Es una realidad y cada vez será más. Los inversores tienen miedo de venir a Europa. Todas las operaciones que había antes de la crisis del gas se han frenado. Las energías son fundamentales y hasta que no tengamos una gran capacidad energética con energías renovables, nucleares... No podemos cerrar nucleares.

Es una energía rentable y que no emite CO2, otras cosas sí, pero no CO2. Esta idea de que la descarbonbización es objetivo 0 resulta una falsedad en sí misma. Tú puedes compensar pero no hacer 0 emisiones. De hecho, para fabricar las placas que permiten emitir menos CO2 creas CO2. Es una utopía.

P: La complicada situación que el sector vive en la actualidad ¿puede acelerar el proceso de entrada de nuevos países competidores en innovación y calidad?

R: Así es. El problema es que el competidor nos va a quitar clientes y que el producto sustitutivo también nos va a quitar clientes. El productor que llega a Europa y nos quita el mercado es una amenaza. En este caso, de momento, pensamos que el mercado va estar igual para todos con matices pues, si no tienes dinero para azulejo español no tienes para el de otros países.

Ahora bien, nosotros tenemos que subir el producto 8 euros el metro cuadrado y costaría unos 15 euros y ellos por menos de 8 euros lo traen aquí. No me gusta poner barreras al campo, pero si resulta que si el competidor no cumple ninguna medida medioambiental, laboral... está haciendo dumping en todo, entonces debemos poner barreras al campo. Lo hicimos con China, lo pretendemos hacer con India y Turquía, aunque ahora todavía es complicado porque no llegan al porcentaje mínimo de introducción al mercado para que el antidumping vaya adelante, pero algún día llegarán.

Pero lo que es fundamental es que China no vuelva y su antidumping vence a finales de año. China tiene una capacidad productiva ociosa tres veces mayor a los europeos, e incluso puede ser todavía mayor. Si ahora en China hay 1.000 millones de metros producidos, hay otros 3.000 por producir y no es porque no tengan capacidad, sino porque no tienen mercado, pues está el antidumping de EEUU y el nuestro. En cuanto se levante... Lo que es antagónico es que países que no tienen ningún problema para producir y no tienen estas medidas vienen aquí sin pagar los requerimientos que a nosotros nos reclaman. Un producto producido fuera de aquí y que entre a venderse aquí lo debe hacer en las mismas condiciones que nuestros productos. Pero no lo entienden.