MADRID. Frank Gehry, uno de los arquitectos más influyentes del último siglo y autor de algunas de las obras más reconocibles de la arquitectura contemporánea, ha muerto a los 96 años en su casa de Santa Monica, según confirmó The New York Times. Con su fallecimiento se cierra una trayectoria marcada por edificios que cambiaron el perfil de varias ciudades. Su legado puede seguirse a través de obras repartidas por el mundo.
El hito que marcó su carrera fue el Museo Guggenheim Bilbao (1997), cuya piel de titanio redefinió la relación entre arquitectura, regeneración urbana y proyección internacional.
Aquel impacto, que cambió para siempre la conversación pública sobre arquitectura, reapareció años después en la Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles, hoy uno de los auditorios más emblemáticos de Estados Unidos.
Mucho antes, Gehry ya experimentaba en su propia vivienda de Santa Mónica, transformada en 1978 en un laboratorio de materiales y formas: la Casa Gehry. Su estilo se consolidó en el Vitra Design Museum, en Alemania, y se expandió luego por Europa con la Casa Danzante de Praga, el Weisman Art Museum de Minnesota, el DZ Bank de Berlín y la monumental Fundación Louis Vuitton de París. En España dejó dos piezas reconocibles: el Hotel Marqués de Riscal, en La Rioja, y el Peix d’Or del Puerto Olímpico de Barcelona.
En América firmó proyectos como el rascacielos 8 Spruce Street de Nueva York, la sala Fisher Center for the Performing Arts, el Jay Pritzker Pavilion del Millennium Park de Chicago y la ampliación de la Loyola Law School de Los Ángeles. Más al sur levantó el colorido Biomuseo de Panamá, dedicado a la biodiversidad.
Su expansión internacional sumó obras como la torre Opus Hong Kong y el Dr Chau Chak Wing Building de la Universidad de Tecnología de Sídney, dos ejercicios de libertad formal que consolidaron su fama global. Su legado continúa creciendo incluso ahora, con el Guggenheim Abu Dhabi, en construcción, llamado a ser uno de los museos clave del siglo XXI.