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Mi agradecimiento a la industria cerámica, por José Luis Cañizares, de Discesur

12.11.2019 16:09

Ahora que mi jubilación es inminente quiero aprovechar esta oportunidad para mostrar mi agradecimiento al sector cerámico y, para los que me conocen menos, pasar de puntillas por mi historia en el sector. Soy hijo de padres humildes, que tuvieron que emigrar por algunas provincias españolas para trabajar en los pantanos que se construían en tiempos de Franco.Así que me tocó pasar la infancia y adolescencia en el pantano de Contreras, en el límite entre Cuenca y Valencia.

Todos los días íbamos a Utiel al instituto y, después de terminar lo que se llamaba el Bachiller Superior, ante la nula posibilidad de alguna salida profesional por lo básico de aquella formación, con todo el dolor de mi corazón, tuve que salir en busca de un futuro incierto. Llegué a Madrid y, tras unos meses en una ferretería (Irisarri, sigue existiendo), el día que cumplía 18 años me entrevistó Fernando Peña Catalán (de Azulejos Peña), mi maestro y ejemplo, a quien debo una parte muy importante de lo que he sido en el plano profesional. Tras 15 años, en 1987, junto a unos amigos (Hnos. Castro y Rubia), decidimos poner en marcha una comercial a la que llamamos Discesur (Distribuciones Cerámicas Sur-Madrid), que inició su andadura en 1988.

Gracias a la acogida que nos dispensaron los fabricantes, Discesur irrumpió con fuerza. Para muchos era el preludio de un impresionante batacazo, pero la economía favorecía el crecimiento del sector, con lo que la actividad frenética nos permitió sacar provecho de unas curvas de crecimiento posiblemente irrepetibles. Todo ello nos animó a intentar extendernos y, en el 2000, adquirimos la comercial, probablemente con más historia de Cataluña, Jordà Torrents, todo un reto.

A partir de 2005 iniciamos unas negociaciones con el grupo Saint-Gobain. El 31 de abril de 2007 se hizo con todo lo que en ese momento era Discesur (incluido Jordà Torrents) firmando por mi parte un contrato de permanencia no inferior a un año, que se han convertido ya en 12. Me gustaría recalcar el respeto de las personas que jerárquicamente están por encima de mí y aprovecho para agradecerles la confianza que en algunas ocasiones ha sido más un acto de fe que de lógica.
Sin embargo, nada hubiera sido posible sin los proveedores que confiaron en nuestro proyecto.

Por ello aprovecho esta oportunidad para dejar constancia de mi agradecimiento a todo el sector cerámico e industrias auxiliares, a las que me apoyaron y también a las que respetaron mi decisión de no comercializar sus productos. Creo que no hay en este país otro sector tan profesional, invirtiendo y modernizando sus equipos, como en el nuestro, y digo nuestro porque como distribuidor comprometido con la cerámica también me siento, como tantos colegas competidores, parte de él.
Llegado el momento de despedirme y no poderlo hacer individualmente de todas las personas que han influido de una u otra forma en mi carrera, quiero, con el corazón en la mano, dar las gracias a todo el sector. Gracias por brindarme una vida profesional como la que he disfrutado.