Desconectar
Actualidad

La construcción sostenible, la única vía

30.01.2015 10:03

Puede ser que una de las escasas consecuencias positivas del encogimiento de la construcción en España, y de forma genérica, a buena parte de Europa occidental, es haber abierto los ojos definitivamente a todos los agentes del sector, y también a los ciudadanos sobre la necesidad de reducir la voracidad energética y la capacidad contaminante de nuestros edificios. El cambio de modelo para el sector que, todo el mundo coincide en señalar como irreversible, tiene en la sostenibilidad uno de sus piedras angulares. Profesionales, empresas y políticos parecen ya plenamente convencidos de que la construcción ha de ser sostenible o no será.

Se estima que, en el año 2050, la población mundial habrá pasado de 7.200 a 9.600 millones de personas (un 50% de este incremento se localizaría sólo en ocho países). Traducido en viviendas, eso supondría pasar de los 1.900 millones del año 2010 a unos 3.200 millones en 2050. Este hecho comportará una mayor demanda de recursos, de energía y de emisiones contaminantes por parte de los edificios, responsables ya del 40% de las emisiones de C02 a la atmósfera y del 30% del consumo energético de las sociedades occidentales.

Concretamente en España, existen unos 18 millones de viviendas ocupadas, de los que sólo un 7% aplican criterios de eficiencia energética, al haber sido construidos posteriormente a 2006, cuando entró en vigor el Código Técnico de la Edificación (CTE) que fijaba los primeros parámetros a cumplir en esta línea.

Si estas tendencias de consumo y emisiones se mantuvieran en 2050 y con un aumento máximo de la temperatura media del planeta de 2°, el sector de la construcción acapararía todo el gasto energético.

Estos contundentes datos del lnforme de situación global, presentado en la WSB14 Barcelona Conference, organizada por Global Building Council (GBC) el pasado mes de octubre, no dejan mucho espacio a la interpretación. La construcción debe ser capaz de reducir drásticamente su consumo energético y su capacidad contaminante desde la obra hasta toda la vida útil del edificio.

Con la implicación de todos los agentes con algo que decir en el sector, la construcción está desarrollando mecanismos de mejora para reducir su impacto ambiental, ya sean materiales, elementos constructivos, certificaciones, estándares, buenas prácticas o directivas europeas.

La Asociación para el Desarrollo de la Casa Bioclimática (ACDB) es uno de los activistas más veteranos de la sostenibilidad edificatoria. Fue creada en 2003 para promover que las viviendas tuvieran en cuenta el ahorro energético, el medio ambiente y la salud de sus ocupantes. José María Riba es presidente de la asociación desde su fundación, que impulsó después de vivir la experiencia de construir su hogar siguiendo criterios bioclimáticos.

Uno de los aspectos claves de la actividad de la ACDB ha sido desde un principio la comunicación, la divulgación de los beneficios que conlleva una vivienda bioclimática. Así impulsaron junto con Endesa el Premio a las promociones inmobiliarias más sostenibles. Las sets ediciones de los premios celebradas han permitido configurar una base de datos de medio centenar de edificios distribuidos por todo el estado con una marcada huella sostenible. El conocimiento real por parte de la sociedad de cómo se amortiza un edificio bioclimático, la creación de una conciencia energética, sigue siendo una de las asignaturas pendientes del sector y por ello "ahora estamos insistiendo en poner todo al alcance que sea posible de la gente y de las empresas los ejemplos construidos".

Riba considera que, una vez superados los picos más altos de la crisis, ahora es un momento estimulante "porque hay muchas soluciones desde el punto de vista de la industria y también entre los arquitectos y los promotores". Lo cierto es que las iniciativas empresariales, profesionales y políticas se suceden y consolidado una masa crítica indispensable para hacer de la sostenibilidad un verdadero valor definitorio de la construcción.

La Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes (ANDIMAT), la Asociación Nacional de Fabricantes de Morteros y SATE (ANFAPA) o la Asociación de Energías Renovables (APPA), entre otros, son buenos puntos de contacto para constatar que la vertiente industrial del sector está preparado para dar una adecuada respuesta a los requerimientos de sostenibilidad de los edificios, que en pocos años tendrán una presencia mucho más notoria. Y será así en buena parte gracias al impulso de la Unión Europea con su Directiva para la Eficiencia Energética de los edificios (EPBD), que fija el horizonte de 2020, dentro de sólo cinco años, porque los edificios de energía cero sean el nuevo estándar para las viviendas de nueva construcción. Y en el caso de los edificios públicos el plazo se adelanta un año.

Para alcanzar este balance cuadrado entre generación y gasto energético de cada edificio son necesarias medidas activas y pasivas, como los aislamientos; el almacenamiento de energía térmica; los sistemas de control avanzado y equipos muy eficientes; iluminación inteligente y mayor presencia de la iluminación natural, estructuras de termoarcilla o incrementos de las ganancias solares, entre otros. A estas medidas hay que añadir el máximo aprovechamiento de las energías renovables.

La conjunción de esfuerzos de todos los agentes del sector será clave para consolidar unos valores sostenibles de los edificios en los próximo años a partir de acciones y medidas a escala local, pero que deben tener un marco global, tal y como concluye el informe presentado por el GBC en Barcelona el pasado mes de octubre. Precisamente un esquema de trabajo en tres niveles: de ciudad, nacional e internacional será la base sobre la que se desarrollará el eje de la sostenibilidad en el Beyond Building Barcelona 2015, con presentaciones, jornadas y debates sobre proyectos llevados a cabo en diferentes ciudades, como Barcelona (Super Illes), en Sevilla o en La Coruña; normativas y legislación y actuaciones de ámbito europeo.