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La principal industria de Castellón, a lo largo de las últimas décadas, ha ido de la mano del Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) para afrontar sus desafíos de futuro. Desde la modernización de los procesos de fabricación hasta la investigación de novedosos productos. Son más de 100 los proyectos en los que trabajan a día de hoy, aunque algunos de los más destacados son los relacionados con los nuevos usos de la energía y la economía, con una veintena de planes.
A la vuelta de la esquina está el horizonte del 2030, con la obligación de disminuir las emisiones de dióxido de carbono, y la ayuda de los fondos europeos para la recuperación, una inyección de dinero que puede acelerar la evolución de un sector íntimamente ligado a la provincia.
Uno de los conceptos más mencionados en los últimos tiempos es el del hidrógeno verde, y tanto las agrupaciones de fabricantes como el ITC trabajan en varias iniciativas. Una de las más importantes es el consorcio Orange.bat, que abarca a 40 organizaciones de diferentes países, pero que tiene en el azulejo de Castellón como epicentro, con el proyecto de construcción de una planta piloto. El papel del instituto consistirá en investigar cómo adaptar esta nueva fuente, libre de emisiones a la atmósfera, a aspectos como el proceso de cocción cerámico.
Pero no es esta la única línea de actuación. Una de ellas es la colaboración con el proyecto Transitec, de la mano de la asociación de fabricantes de maquinaria y bienes de equipo para la maquinaria, Asebec, para aportar su conocimiento y experiencia para dar soporte a las empresas de maquinaria a la hora de emprender el camino hacia la transición energética y a fin de adaptarse a los objetivos marcados por la Comisión Europea en cuanto a una drástica reducción de carbono.
Al hilo de estos cambios, el centro trabaja con el apoyo del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace) en una hoja de ruta para estudiar los diferentes escenarios encaminados a esta descarbonización.
A finales del pasado año se produjo la firma de la concesión del inmueble por parte del Ivace a la Asociación de Investigación de las Industrias Cerámicas (Aice), que junto al Instituto Universitario de Tecnología Cerámica Agustín Escardino de la UJI compone el ITC.
El presidente de Aice, Joaquín Font de Mora, mencionó que con la planta «se podrá trabajar a una escala semi-industrial, lo que facilitará la implantación de las nuevas tecnologías, ayudando a trazar esa hoja de ruta imprescindible hacia una industria cerámica más sostenible y digitalizada».
Otro de los planes lo enlaza con uno de los estandartes de las energías renovables, la eólica. Detrás del nombre Retos Eros se sitúa objetivo de reciclar palas eólicas y residuos del sector aeronáutico para cerrar el ciclo en su aplicación en otros sectores como la industria cerámica, incluyendo a los soportes, las fritas, esmaltes y tintas, y en el propio sector del transporte.
Pero uno de los proyectos de referencia es Life Cersuds, que desde hace tiempo se puede ver en una calle de Benicàssim, con la creación de un sistema de drenaje de aguas de lluvia, mediante un sistema que reutiliza cerámica fuera de estoc y de bajo valor comercial. La iniciativa se ha mostrado en foros, y ha llegado a la ronda final de un importante premio mundial de diseño.