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Y Emi Boix, de Emac, se abrió camino en la obra

21.11.2019 12:15

Cuesta, como todo inicio para cualquiera, pero al final te haces tu hueco, aunque es más difícil si eres mujer». Y, en especial, si el camino que has decidido andar (o que te ha tocado transitar) es el de la construcción, «un mundo muy masculino». Es la confesión de Emi Boix, directora ejecutiva de Emac, la empresa de perfiles y complementos para la construcción que fundó su padre hace poco más de tres décadas.

Como en tantas otras mercantiles, sus orígenes son en cierto modo peculiares, porque el progenitor era un agente comercial del sector de las baldosas cerámicas que llegó a la conclusión de que había un nicho de mercado en torno a los acabados de ese producto. Así que, como se diría ahora, se hizo emprendedor y en 1987 montó su propia compañía, dedicada en un inicio a la comercialización de perfiles y complementos.

El negocio cobra vida pronto y Emac empieza a producir sus propios artículos tras asociarse con otra compañía que es la encargada de la fabricación. Bien pronto, como explica su hija, crea matrices propias con nuevos diseños, primero solo para paredes y peldaños y luego empieza a desarrollar juntas de dilatación, rodapiés o escocias, que son rodapiés sanitarios. Si el nacimiento de la empresa se produjo con solo tres productos, el catálogo de Emac en la actualidad supera los 5.000. La firma tenía solo diez años de vida cuando la hija mayor del fundador, Emi, se incorporó al negocio. Había nacido en Quart de Poblet en 1973. En sus años de formación, ya ayudaba a su padre en la empresa y se incorporó plenamente a la misma en 1997, terminados sus estudios de Derecho y Administración de Empresas.

Su entrada, como recuerda ahora, se produjo por la base. «Fui recorriendo todos los puestos de la compañía, desde el teléfono, la gestión de pedidos y la atención al cliente» a la dirección ejecutiva que comparte ahora con su hermana menor Nuria, licenciada en ADE y que entró en el año 2000. También ella recorrió todo el escalafón de empleos en la casa familiar hasta llegar a la cúspide. La hermana mediana, Laura, se dedicó inicialmente, como científica, a la biología y las tecnologías de los alimentos.

Por circunstancias que no vienen al caso, se incorporó a la empresa de la familia en el año 2012 para hacerse cargo de la parte más institucional de la compañía en todo lo relacionado con la Responsabilidad Social Corporativa. Así que, al final, tres mujeres están al mando de esta empresa vinculada con la construcción, que no ofrece datos sobre sus beneficios anuales pero que en 2018 facturó 10,5 millones de euros. Con 54 trabajadores y sede en Quart de Poblet, las previsiones para este 2019 «son más o menos lo mismo».

Y es que Emi Boix considera que la ralentización económica está provocando una pequeña parálisis en el crecimiento de la construcción y encima se muestra bastante segura de que se avecina una crisis: «El factor psicológico no ayuda y las noticias sobre desaceleración abonan una reducción del consumo. El ánimo influye mucho en la economía, sobre todo a la hora de comprar una vivienda o reformar la que ya se tiene. Mucha gente prefiere ahorrar y esperar a ver qué pasa». Ahí queda eso.

En consecuencia, Emac va a optar el año próximo por la prudencia en las inversiones. La firma, que sigue subcontratando la fabricación de sus productos en València y otras partes de España, está muy internacionalizada. Tiene presencia en 117 países a través de distribuidores locales y cuenta con filiales en Italia y Estados Unidos. Sus próximos objetivos pasan por «buscar nuevos mercados y compensar la pérdida de negocio que se está produciendo en los actuales, cada vez más parados».

Con tal presencia internacional, es normal que la directora ejecutiva de Emac pase buena parte de su tiempo de aeropuerto en aeropuerto. La lógica indicaría que fuera del trabajo tuviera comprensible aversión a los viajes, pero no, porque esa es una de sus principales aficiones no profesionales, junto a lectura de novelas históricas y la gastronomía. Casada y con dos hijos de trece y ocho años, Emi Boix confiesa que uno de los destinos más habituales de la familia –allí se dirigió en su última ruta- es Estados Unidos, «porque tenemos una filial y por gusto». Miembro de la asociación valenciana de mujeres empresarias Evap, Boix concluye que «trabajar en los países árabes, para mí, es más complicado, mientras en Europa del Este y EE UU hay más mujeres en este ámbito».