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"La cogeneración en la cerámica necesitará incorporar combustibles alternativos"

20.11.2020 09:37

La industria cerámica deberá «ponerse las pilas» en la próxima década para cumplir los objetivos de reducción de la huella de carbono cara a la directiva europea del clima del 2030, y más si cabe cuando es una gran consumidora de energía en diferentes fases de su proceso de producción.

Así lo expuso el responsable de Calidad y Medio Ambiente de Porcelanosa Grupo, Jorge Fabregat, quien desgranó en el Ecoforum organizado por Mediterráneo posibles estrategias para un uso eficiente de la energía durante el proceso de fabricación cerámica, desde su experiencia en la veterana compañía.

La cogeneración, uno de los sistemas más extendidos de eficiencia en el sector azulejero, requiere de una fuerte inversión inicial y con un retorno dependiente de los fluctuantes precios de la energía, pero, además, cara al futuro inmediato, deberá ser repensado, «habrá que darle una vuelta de tuerca, con el uso de combustibles alternativos», más allá del gas natural, para así cumplir con los preceptos de la llamada economía circular y la directiva europea del 2030 de reducción de emisiones.

A este respecto, Fabregat citó que para ello, técnicamente, será necesario un cambio de turbinas para poder emplear otras opciones energéticas en la cogeneración, como pueda ser el biometano, biomasa, mezcla de gas natural e hidrógeno, etc.

En la misma línea, en aras a optimizar los recursos energéticos para la producción cerámica, constituirán otras opciones el uso de bombas de calor de alta eficiencia con bajas temperaturas, la electrificación de los procesos de secado y cocción, o el uso de energías renovables, como la solar fotovoltaica. Pequeños pasos que, unidos, contribuyen a la reducción de la huella de carbono.

En Porcelanosa Grupo, entre múltiples iniciativas, han impulsado un plan de inserción solar de autoconsumo. La primera fase ha consistido en la colocación de paneles aprovechando las marquesinas del párking, con potencia de 1.300 Kv para autoconsumo. En la segunda etapa, el objetivo se centrará en las tiendas, en instaurar energía solar para autoconsumo en los más de mil puntos de venta repartidos por todo el mundo. A largo plazo, el objetivo son 7,45 Mv en cubiertas de los centros de producción, pero sin sacrificar los techados translúcidos que incorporaron para aprovechar la luz natural, como otro paso para la eficiencia global. Y es que los principios de la economía circular no solo son aplicables a la producción en sí, sino también a otros procesos de las empresas cerámicas, como la cadena logística. Porcelanosa cuenta en expediciones con carretillas eléctricas y vehículos láser guiados, sustitución de luminarias por otras led, un almacén automatizado, etc.

ALTO CONSUMO

Volviendo a la fabricación de azulejos, Jorge Fabregat concluyó que sin lugar a dudas «la cerámica es una actividad de alta intensidad energética, que requiere una demanda de energía térmica y eléctrica». Al respecto detalló que la necesidad de calor, de energía térmica, se concentra sobre todo en los hornos, con la cocción del producto. «El horno viene a suponer el consumo de hasta el 60%, aunque de media es un 40%; y luego el secado, una cuarta parte», indicó.

En cuanto a la electricidad, gran parte se la lleva el proceso de molienda (para el funcionamiento de los motores, cintas, etc de 800 kv a 1 Mv), entre un 75 y 90%; y el resto, en los ajustes del rectificado de piezas; y apenas un mínimo porcentaje de luz la consume la parte logística. «El futuro pasa por revisar las estrategias energéticas porque no va a ser fácil converger con los objetivos marcados por España y la UE para reducir el impacto ambiental», manifestó Fabregat.

En el caso de Porcelanosa, que abarca en su fábrica «el ciclo completo» de la producción cerámica, desde el acopio de materias primas, atomización de arcillas y molienda al secado, prensado, decoración, cocción y rectificado, las acciones de optimización energética son diversas. «Hace más de 15 años que el calor de la zona de cocción se aprovecha para secado e inyección a quemadores», citó como ejemplo de economía circular aplicada.

Asimismo, en el secado final se incorporan reguladores con motores de variedad de frecuencias. Y cara a los próximos años, apuntó posibilidades como el uso de la mezcla de gas natural e hidrógeno en los procesos de secado, los hornos híbridos, la electrificación del secado y la cocción, y a largo plazo, cuando sea posible, implantar las aplicaciones que pueda ofrecer el hidrógeno verde. En definitiva, se trata de aumentar al máximo posible la cuota de consumo de energías limpias, renovables, con bajas emisiones y aprovechamiento de los recursos en modo circular.

El desafío para las empresas del clúster cerámico de Castellón apunta a que en la próxima década deberán emprender acciones para cumplir los objetivos marcados de cara al 2030 por la directiva europea del clima. Esta apunta a conseguir una reducción las emisiones de gases de efecto invernadero, con respecto a 1990, en un 43%; y también contar con una cuota mínima de energías renovables del 32% y de mejora de eficiencia energética de casi el 33%.

CONCEPTOS CLAVE

Como síntesis y colofón de su intervención, el alto directivo técnico de Porcelanosa Grupo significó que «es importante formar, innovar, apostar por la investigación y concienciar de que las pequeñas acciones repercuten en la mejora ambiental de las organizaciones». Y añadió que es clave para cada compañía trazar una estrategia y «cuantificar» en lo posible las mejoras de eficiencia energética posibles y, sobre todo, ser «proactivos» para ganar eficacia en la actividad productiva adaptada a la lucha contra el cambio climático y no quedar atrás; más si cabe en un mercado global con la competencia directa en producción no solo de Italia (UE) sino también de Asia.