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El Museu Picasso exhibe su colección de cerámica

26.10.2012 09:38

El Museu Picasso de Barcelona empieza a calentar motores de cara a su 50º aniversario (en marzo del 2013) con la muestra de la colección completa de cerámicas (41 piezas) que Jacqueline Roque, la compañera de Pablo Picasso de 1953 hasta la muerte del pintor en 1973, donó al museo en 1982.

El homenaje a la donación de Jacqueline se completa con dos salas que reúnen decenas de retratos de ella, elaborados por Picasso siguiendo distintas técnicas de grabado. "Es una reivindicación de la riqueza de la colección del museo y de homenaje al acto de generosidad de Jacqueline con Barcelona y en Barcelona", ha explicado el director del centro, Bernardo Laniado-Romero, que ocho meses después de su elección se ha esforzado en desarrollar toda su intervención en catalán. La exposición, patrocinada por Endesa, se complementa con varias piezas cedidas por coleccionistas privados, como un gran retrato al óleo de la mujer de Picasso.

La exposición permite ver en su conjunto la colección, algo que no se ha podido hacer desde hace dos décadas, y ha propiciado la elaboración de un catálogo a cargo de los comisarios de la exposición, Marilyn McCully y Michael Raeburn, y de la bibliotecaria del Museu Picasso, Margarida Cortadella, que desvela los orígenes e historia de la colección y profundiza en la técnica de Picasso como ceramista. "Es una triple historia de amor entre Jacqueline y Picasso, con la cerámica y con la ciudad de Barcelona", ha explicado a su vez el concejal de Cultura de Barcelona, Jaume Ciurana.

LA TÉCNICA // La donación de las piezas, seleccionadas personalmente por Jacqueline y todas ellas únicas, no producción seriada, "enfatiza la importancia de la cerámica en la vida personal de Picasso, que precisamente conoció a Jacqueline en la tienda de la factoría de cerámica de Madoura, y cómo formaba parte de su vida en el sur de Francia", opina Marilyn McCully. 

Contemplar la colección en conjunto permite entender el proceso de trabajo de Picasso. A partir de series de cerámica de factura sencilla, el artista intervenía en crudo sobre cada una de las piezas para singularizarlas (grabando trazos, modelando formas con los dedos) y tras la cocción intervenía pictóricamente. En la muestra pueden verse varios ejemplos de cómo un mismo plato o jarra base se convirtieron en obras de arte muy distintas.