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Industria

Opinión | Cevisama ha muerto: «Entre todos la mataron y ella sola se murió»

El CEO de Laborea Abogados, Vicent Arrandis, reflexiona sobre el abrupto cambio de formato de la feria cerámica por excelencia en territorio español

Hace 9 horas

De niño iba todos los años con mi padre y mis tíos a Cevisama. Era la gran fiesta de la familia cerámica. En estands que parecían de otro planeta mi familia hacía negocios con referentes como Saloni, Euroazul o Diago (hoy desaparecidos u olvidados) o con pequeñas empresas emergentes que empezaban con más errores que aciertos como Pamesa.

Mientras yo atesoraba todos los bolis y bolsas de los estands y me zampaba bocadillos por doquier. Nos vestíamos de domingo para ir. Porque la fira era más que negocio: era identidad.

Soy de la generación del baby boom.Yo era ese niño. Hoy soy quien ve, con la madurez de los años y el corazón lleno de recuerdos y vacíos, cómo se apaga aquello que nos marcó. Pero no era solo mi historia. En mi familia —como en tantas otras de Castellón— el certamen formaba parte de nuestra historia compartida. Era un momento de unión. De orgullo colectivo.

Las conversaciones en casa giraban semanas en torno a Cevisama. Un punto de encuentro emocional que trascendía el negocio. Ya no habrá más visitas. Ni más paseos de la mano de mi padre. Ni más cafés con acento extranjero en los hoteles de Castellón.

Hoy leemos que la feria se diluye, se apaga, se transforma en otra cosa. Pero que no nos engañen: no muere solo Cevisama. Muere una forma de entender el sector. Muere una forma de hacer comunidad. Muere una Castellón que, durante décadas, creyó que el oficio también podía ser orgullo.

Mi generación —la que creció entre hornos, ferias y olor a gres— lo sabía bien: Cevisama no era un gasto. Era inversión emocional. No era solo para vender. Era para lanza al mundo un mensaje: «Estamos aquí». No era solo para mostrar producto. Era para mostrar alma.

Hoy nos dicen que es más eficiente hacer eventos privados. Que es mejor optimizar, segmentar, rentabilizar. Perfecto. Pero entonces expliquémosle a los hijos de hoy cómo se sustituye el orgullo compartido. Cómo se construye comunidad sin ritual. Cómo se genera pertenencia sin memoria.

Cevisama no se nos ha ido por la pandemia ni por los costes. Se nos ha ido porque dejamos de creer en el nosotros. Confundimos rentabilidad con valor. Olvidamos que los sectores no solo se miden en EBITDA, sino en cultura viva. ¿Qué hemos aprendido? ¿Qué dejamos a los que vienen? ¿Qué hacer para que Castellón no sea un polígono industrial sin alma? Porque si algo me enseñó mi padre es que la cerámica era más que producto. Era vida. Era identidad. Era un motivo para ir a la feria en comunidad... con el corazón lleno.

Hoy toca reinventarse, sí. Pero no olvidemos quiénes fuimos.Ni lo que la fira nos enseñó a ser. Gracias, Cevisama, por enseñarnos que los sectores se sostienen sobre lo que no se ve: el orgullo, la emoción, la pertenencia. No dejemos que eso también desaparezca. Un sector sin símbolos carece de relato. Y sin relato, no hay futuro: «Quod periit, periit».

* Vicent Arrandis - CEO de Laborea Abogados