OPINIÓN | La importancia de la industria
Frans Timmermans, ese neocalvinista holandés que por la mañana anuncia el apocalípsis y por la tarde maquina como destruir la industria y la agricultura europea y que para nuestra desgracia el vicepresidente de la UE, es un individuo al que deberíamos escuchar con mas atención para darnos cuenta de la deriva demencial de la UE.
En una entrevista dada en 2021 y que aparece en el nº 21 de la Brunswick review declaró que para impulsar una economía circular era absolutamente necesario reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, para lograr este objetivo y en su opinión una previsión estimada de inversión seria de 350 billones anuales que por supuesto no saldrían solo del dinero público sino que en su mayoría debería ser cubierto por empresas y ciudadanos.
Que veía difícil encaje dentro de este plan para industrias y servicios como el acero, el cemento y el transporte.
Como colofón declaraba que la UE tendría que poner mecanismos en marcha para evitar la tentación de que las empresas externalizasen su producción a terceros países que no tuvieran semejantes restricciones en cuanto al uso de combustibles fósiles.
En resumidas cuentas: los ciudadanos y empresas europeas deberán destinar como mínimo 350 billones anuales que saldrán enteramente de sus bolsillos, porque el Sr. Timmermans como buen socialdemócrata se olvida de que el dinero público no cae del cielo sino que lo pagamos vía impuestos), con la casi certeza de que desaparecerán sectores vitales para el PIB de los países y el encarecimiento de servicios hasta el límite de lo imaginable mientras se cercena la libertad de empresa derecho que toda sociedad democrática debe defender.
Y todo ello con un entorno inflacionario con riesgo de estanflación en Europa.
Es la primera vez desde la invención de la rueda que por el dogmatismo de la clase gobernante se anuncia un retroceso tal en la industria como para garantizar la pobreza de sus ciudadanos, ¿Dónde queda en todo esto el estado del bienestar?.
Que un político de este nivel, designado para garantizar el bienestar de todos los ciudadanos de la UE anuncie el sufrimiento y empobrecimiento de la población en una época de desarrollo y paz dentro de los países de la unión es inaudito.
Cuando se destruye tejido industrial se destruye una riqueza que no se vuelve a recuperar.
En la provincia de Castellón tenemos un claro ejemplo de lo que supone la industria, los equipos que trabajan en las empresas cerámicas son altamente cualificados y especializados, desde el personal de planta a los departamentos de ingeniería, desarrollo y diseño, sus equipos comerciales abren al mundo un producto apreciado en todo el mundo por su calidad y belleza.
Lo mismo se puede decir de las empresas que rodean a la cerámica: las esmalteras son reconocidas en todos los fabricantes a nivel mundial por su saber hacer, las empresas de arcillas atomizadas, las empresas de maquinaria, Deberíamos enorgullecernos de que la tecnología de impresión digital aplicada a la cerámica es una tecnología que nació en una empresa de la provincia y ha sido adoptada por las industrias cerámicas de todo el mundo.
Este es el patrimonio industrial al que tendremos que renunciar si las amenazas del Sr. Timmermans y la agenda 2030 se cumplen.
A lo largo de la historia la industria ha sido sinónimo de progreso y prosperidad.
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