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Industria

OPINIÓN | Los fabricantes gasintensivos, a la espera de buenas noticias

Editorial de Verónica Rivière, presidenta de GasINDUSTRIAL

20.05.2023 18:04

En poco más de cuatro meses, el próximo 1 de octubre, entrarán en vigor los nuevos peajes del gas que estarán vigentes a lo largo del año 2024; una cuestión de notable importancia para todos los industriales consumidores de gas.

El borrador de los nuevos peajes se ha publicado hace unos días, quedando sometido a consulta pública por la CNMC durante este mes de mayo. Las industrias españolas que consumen gas en sus procesos productivos conocerán muy pronto cómo van a afectarles estos cambios. Desde GasINDUSTRIAL, hemos remitido a todos nuestros asociados un detallado informe sobre las retribuciones del sector gasista y un borrador del impacto de los nuevos peajes previstos para el próximo año de gas que, actualmente, están en periodo de alegaciones.

En su borrador, la CNMC estima que los peajes bajarán respecto a los vigentes de 2023, llegando a una reducción del -14,2% para el mayor escalón de consumo. Estamos seguros de que esta bajada de los peajes será una ayuda a la industria gasintensiva que tan afectada se ha visto y se ve por los altos precios y la volatilidad de los mercados del gas. La CNMC pone de manifiesto en la Memoria las enormes dificultades existentes para realizar predicciones de los precios a futuro, ya que intervienen numerosas variables como la prórroga del mecanismo ibérico, el hueco térmico, la penetración de las renovables, la problemática del parque nuclear francés, la sequía o la recuperación de la demanda industrial. Todo un complejo abanico de incertidumbres.

Tras tanto desplome de la demanda, la caída se atempera

El pasado 2022 fue un año muy complejo. La demanda de gas reflejó claramente las dificultades que la industria ha atravesado, tanto que se desplomó dramáticamente durante el segundo semestre del año cuando los mercados reflejaron récords de precios nunca vistos. En diciembre de 2022 y en enero de 2023, el consumo de gas industrial se redujo un -40% respecto a un año normal como lo fueron 2019 o 2021, mostrando una demanda mínima histórica jamás conocida. En abril la reducción se ha ido suavizando hasta el -20%, respecto a lo que había venido siendo considerado habitual.

Una demanda de gas tan baja es una pésima noticia que indica que la industria está dejando de producir, que las empresas gasintensivas van recortando su actividad y que sus procesos industriales se ralentizan. La industria necesita gas para fabricar sus productos. Si se demanda menos gas es señal inequívoca de que se produce mucho menos. No es fruto de una mayor eficiencia o de un cambio de gas por hidrógeno verde, que eso llegará, pero a largo plazo. A día de hoy no hay combustible competitivo alternativo al gas natural por lo que una reducción de consumo equivale a un recorte de la producción industrial.

¿Recuperación o espejismo?

Este mes —y queriendo siempre ver el vaso medio lleno—, podríamos decir que la moderación de los precios de gas de las últimas semanas ha logrado frenar el desplome industrial con ese salto de menos 40% al menos 20%, lo que puede estar indicándonos una cierta recuperación. Pero no nos fiemos.

Sin embargo, otra noticia ayudará a que la industria se anime. Se trata de la publicación en breve de la orden de ayudas gasintensivas, aquellas del Marco europeo de Ucrania que se aprobaron en Europa hace más de un año y que la industria española espera como agua de mayo.

Para nuestros industriales resulta realmente difícil competir con una industria europea dopada. Estamos en la UE y deberíamos jugar todos con las mismas reglas, lo contrario es hacer trampas. Algunos países han optado por ayudar con fuerza a su industria intensiva en energía a superar la crisis de altos precios y evitar así deslocalizaciones de la producción local por falta de competitividad. En España parece que vamos a otro ritmo distinto.

La competitividad es la clave

En los próximos meses veremos cuánta competitividad hemos perdido y si recuperamos algo de producción. Parece—sin lanzar las campanas al vuelo todavía— que las piezas van encajando y que los precios avanzan hacia cierta normalidad. Pese a ello, la incertidumbre sigue caminando a nuestro lado. Confiemos en que la pandemia energética esté llegando a su fin para que la industria vaya recuperando su normalidad sin más oleadas.

La crisis deja al descubierto la importancia vital para el país de la industria gasintensiva y su competitividad, por lo que conviene reflexionar sobre su peso en la economía de España y la necesidad de impulsarla y volverla más competitiva si queremos crecer en PIB, empleo y estabilidad.