Desconectar
Industria

Marruecos, 10 meses de acercamiento, más comercio y ruptura con Argelia

“España debería salir del juego de suma cero entre Marruecos y Argelia”, apunta Haizam Amirah-Fernández, investigador del Real Instituto Elcano

02.02.2023 21:05

Esta semana, el eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar explicaba por qué el PSOE votó en contra de una resolución del Parlamento Europeo que condenaba a Marruecos por el encarcelamiento de periodistas. Decía que hay que rechazar los discursos “despiadados” contra el reino alauí, definía a Marruecos como un “vecino estratégico” para España y dijo que, por ello, “si toca tragar sapos, se tragan”.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha hecho una apuesta total y muy arriesgada para relanzar las relaciones con Rabat. Ha dado un giro de 180º en la posición española hacia el conflicto del Sáhara Occidental, la excolonia española ocupada por Marruecos. Se han logrado avances en control de la inmigración, en el diálogo diplomático y de seguridad y en el comercio bilateral. Pero ha habido que tragarse algunos “sapos”. Aún está por aclarar el papel español en la tragedia de la valla de Melilla, la muerte de decenas de inmigrantes subsaharianos en la frontera con España cuando eran detenidos por la policía marroquí, o si Marruecos espió a políticos españoles con el sistema Pegasus.

El veto de Argelia

Argelia castigó el cambio de postura sobre el Sáhara con represalias diplomáticas y económicas que han costado cerca de 800 millones de euros en exportaciones a las empresas españolas --con especial afección para las empresas esmalteras y de maquinaria cerámica de Castellón-- aunque ha mantenido la exportación principal, el gas. A nivel interno, el PSOE ha chocado con sus socios de Gobierno de Podemos y el Partido Popular ha aprovechado para cargar contra la «improvisación”.

Menos inmigración ilegal y más comercio

A cambio, el acercamiento ha producido una caída drástica de la inmigración ilegal que llega desde Marruecos, hasta un 21% menos por la ruta hacia la Península (hasta los 14.582 migrantes) y un 31% en la canaria (15.462 personas), según datos del servicio europeo de fronteras, Frontex.

Y el comercio bilateral ha subido otro 31%, hasta los cerca de 10.000 millones en total, según el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Esta cifra sitúa al vecino del sur como tercer socio comercial fuera de la Unión Europea, tras Estados Unidos y Reino Unido. El aumento se explica en parte por la recuperación de los niveles normales tras la caída del comercio bilateral producida por el cerrojazo marroquí para protegerse de la covid.

Este miércoles y jueves, 1 y 2 de febrero, los Gobiernos de Pedro Sánchez y el de Aziz Akhannouch celebran en Rabat la primera Reunión de Alto Nivel (RAN) desde hace ocho años. Es un hito diplomático tras años de desencuentros. Con el presidente español y el primer ministro marroquí estarán diez de sus respectivos ministros, que valorarán los resultados de las reuniones bilaterales que han ido mantenido los grupos de trabajo hispano-marroquíes durante estos meses.

El pasado 7 de abril, tras la visita de Sánchez al rey de Marruecos, Mohamed VI, se firmó una hoja de ruta conjunta en la que ambos se comprometían a avanzar en temas migratorios, comerciales, educativos y de seguridad, entre otros. A abrir las fronteras a mercancías y personas, cooperar contra la inmigración ilegal y formalizar las relaciones diplomáticas. De aquello hace casi diez meses.

“Lo que es evidente es que en este tiempo las relaciones España-Marruecos han cambiado de tono y que marzo-abril de 2022 fue un punto de inflexión y una apuesta clara del gobierno, que asumió costes y desgaste”, opina para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Eduard Soler, experto en Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Según el Gobierno, las relaciones y la cooperación técnica y política se han reanudado con fuerza, pero Marruecos sigue marcando el ritmo y los avances concretos son más lentos de lo que querría España”.

16 puntos de la hoja de ruta

La hoja de ruta del 7 de abril del año pasado se fijaban 16 objetivos para “inaugurar una etapa sin precedentes en las relaciones entre los dos países”, en palabras de Mohamed VI, y para «caminar juntos para materializar una nueva relación», en las del rey Felipe VI.

El primero de los puntos del comunicado suponía en sí una concesión histórica a Rabat, cuya mera mención por escrito ya consumaba su cumplimiento: «España reconoce la importancia de la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos, así como los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de las Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable” y considera «la iniciativa marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental de 2007 como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo”.

“España había buscado durante décadas un equilibrio complejo con los vecinos del sur y logró mantenerse al margen de la lógica de juego de suma cero entre Marruecos y Argelia”, analiza Haizam Amirah-Fernández, investigador senior del Real Instituto Elcano. “Lo que Rabat y Argel han interpretado con la carta de Sánchez al rey de Marruecos [reconociendo la solución marroquí de autonomía para el Sáhara en lugar de un referéndum de autodeterminación como la “base más seria, creíble y realista” para resolver el histórico conflicto] es que España abandona su neutralidad y se pone del lado de Marruecos. España debería salir de ese juego de suma cero”.

La hoja de ruta compromete también a las partes a “no recurrir a actos unilaterales o hechos consumados” en las cuestiones de fricción bilateral. Es lo que ocurrió en 2021 con el asalto simultáneo de miles de inmigrantes irregulares, entre ellos centenares de menores de edad, a la frontera de Ceuta, unos hechos que se produjeron tras el enfado de Rabat por la atención sanitaria dada en España al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.

En la hoja de ruta España y Marruecos se comprometen a la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías. Las fronteras estaban cerradas desde mayo de 2020. Se abrirían “de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo”. Este punto va con retraso. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, había prometido que estarían abiertas antes de la Reunión de Alto Nivel. Este viernes se ha realizado una prueba piloto de control de aduanas en Ceuta. En realidad, el paso de una camioneta con mercancía, y un contenedor donde operarán agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional. Una novedad para un paso que, hasta ahora, no tenía aduana.

La hoja de ruta pedía también el restablecimiento de las conexiones marítimas de pasajeros entre los dos países “de manera inmediata” y la reanudación de la operación Paso del Estrecho/Marhaba, algo que ha ocurrido este año por primera vez desde el cierre por la pandemia, con el paso de 350.000 vehículos y alrededor de millón y medio de viajeros, marroquíes afincados por Europa que regresan a sus hogares para las vacaciones de verano.

Otra de las claves del acuerdo de abril es la reactivación de los diversos grupos de trabajo para resolver las diferencias sobre asuntos como la delimitación de espacios marítimos en la fachada atlántica, la disputada línea divisoria que marca el espacio español en las Islas Canarias y el marroquí.

El acuerdo que más claramente parece estar cumpliéndose es el de la cooperación migratoria, con la caída sustancial de la llegada de indocumentados a las costas españolas y la represión con mano dura de la policía marroquí a los intentos de saltos a las vallas fronterizas.

En la RAN los grupos de trabajo deben presentar sus resultados, y es de esperar que haya una plétora de anuncios relevantes en las cuestiones bilaterales. El éxito de esta cumbre (en las palabras y en los gestos, pero sobre todo en los detalles concretos de los acuerdos) será la prueba de fuego del giro copernicano de la política exterior española hacia Marruecos.