La ampliación del instituto de Formación Profesional Jacarandá, proyectada por el estudio Palenzvela, liderado por Antonio Palenzuela, es un buen ejemplo de la capacidad plástica del azulejo, incluso en pequeños formatos.
Ubicado en la localidad sevillana de Brenes, la carta de presentación de este proyecto es su exterior, «protagonizado por la apertura espacial o intervallum que se abre en la fachada como una amplia entrada que se transforma en un vaso comunicante entre la zona de juegos al sur y el jardín del norte».
Según manifiesta Antonio Palenzuela, «este espacio se materializa por medio de un alicatado de azulejos vidriados de color amarillo albero que es vibrante y luminoso. Los brillos y reflejos provocados evocan claras reminiscencias de la tradición azulejera hispalense».
El resultado es una explosión de luz y color que «se convierte en el nodo de conexión de la actuación con respecto al edificio matriz y se erige como eje generador de la intervención».
Este proyecto ejemplifica la plasticidad y la calidez que aporta la cerámica, incluso a través de los pequeños formatos. Para esta ocasión, el estudio de arquitectura Palenzvela ha contado con los azulejos monocolor en formato 15x15 cm de la marca castellonense Vilar Albaro.
Sobre los restantes aspectos significativos de la obra, Antonio Palenzuela revela que «el conjunto se ha concebido desde una gran compacidad, ya que se requería cumplir con un estricto programa de necesidades compuesto por aulas y talleres que estuvieran comunicados con el edificio existente».
Desde la conexión de la nueva construcción y la preexistencia de la medianera del antiguo edificio surge la necesidad de crear el citado intervallum, «un nuevo espacio de transición que dialogue entre el área exterior del patio y el interior de la construcción que ya se encontraba en funcionamiento».